Nazis

Este fin de semana doña María Dolores de Cospedal se ha encargado de darnos una suculenta lección sobre el significado del “nazismo puro”. Una lección falsa, por supuesto. Hay dos maneras de saber lo que fueron los nazis. Por un lado está la versión irónico-sarcástica del “Gran Dictador” de Charles Chaplin, y por otro, la visita obligada a los campos de concentración que quedan, pese a que solo sean reliquias vergonzosas de la atrocidad humana. En ambas visiones tenemos constancia de la irracionalidad al servicio del poder así como de la supremacía de la fuerza bruta frente a la razón. ¿Por qué traigo a colación esto ahora? Pues sencillamente, porque a la  prensa de derechas se le ha ocurrido llamar nazis a la gente saqueada y engañada por los bancos. Desde esta perspectiva los nazis serían también los judíos, los llevados al matadero simplemente por existir. En la nueva acepción de la palabra, nazis serían hoy los preferentes de Bankia que exigen su dinero, y nazis todos los descontentos con los recortes del gobierno del PP. Se ve enseguida que esta gente pacífica y de buena voluntad, bien entrada en años, no coge la pancarta porque se crea una raza superior ni porque desee hacer publicidad del nacionalsocialismo, a lo que aspira es a que le devuelvan sus ahorros mangados y santas pascuas. Lo ha exigido hasta el Tribunal de Justicia Europeo. A los políticos conservadores no se le ocurre otra cosa para arreglar el problema que criminalizar la situación llamándoles  lo peor que ha dado la historia de las relaciones  humanas. Bonita manera de preconizar la libertad de expresión dejando que el pueblo se queje. Una señora de misa de doce sale de Iglesia. Mira la plaza,  oye gritar la manifestación de los preferentes de Bankia y exclama santiguándose: “¡Anda, los nazis! ”. ¿Cómo decirle a esta mujer que no son los mismos que bombardearon Guernica?