De morosos a víctimas

Después de pedir la disolución de la Oficina de Intermediación Hipotecaria puesta en marcha entre Ayuntamiento, Diputación y Colegio de Abogados, el PSOE no ha dudado en montar su propia oficina para esta misma cuestión, anunciando con gran satisfacción que en apenas un mes ya han atendido a cincuenta casos. No sorprende que el PSOE se sienta legitimado a asesorar y ofrecer consejo en materia hipotecaria, habida cuenta de que buena parte de todo el popó bancario e inmobiliario que está arribando al rompeolas de la actualidad comenzó a evacuarse en los felices y marchosos años del zapaterismo industrial. Tampoco llama la atención esta innecesaria duplicidad en los servicios, porque hay que dar cancha y contentar a las figuras emergentes. Lo verdaderamente prodigioso es el giro copernicano que los socialistas han experimentado en el tema de los desahucios. En un gesto de bondad y generosidad sin precedentes desde el final de la exitosa serie infantil “Heidi”, las personas susceptibles de desahucio han pasado de ser “unos morosos sistemáticos” (vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, 2007) a “unas personas de buena voluntad que no puede pagar sus hipotecas” (José Luis Sánchez Teruel, 2013). De haber permitido sin titubeos centenares de desahucios llevados a cabo sin la presencia de los medios de comunicación y de haber creado incluso juzgados para la agilización de estos desalojos, los socialistas han pasado a tomar el megáfono y a promover acosos domiciliarios contra viviendas de cargos del PP y sedes bancarias con hermosos lemas en plan “del barco de Chanquete no nos moverán”. Quién les ha visto y quién les ve.