A los problemas con los que tiene que lidiar Rajoy, por la gravísima crisis económica, social, política e institucional en la que está el país y que su gestión no ha hecho sino agravar en el último año y medio, se le están añadiendo ahora otros serios problemas políticos que le están naciendo dentro de su propio partido. Las durísimas declaraciones del ex presidente, José María Aznar, contra la gestión que está realizando de la crisis y de los líos que se suceden en su partido, han supuesto un punto de inflexión en las hasta ahora aguerridas filas de la derecha española
La versión prácticamente coincidente en editoriales de prensa y artículos de opinión es que las críticas y advertencias de Aznar a Rajoy, tienen por objetivo crearle problemas al presidente del Gobierno con su electorado y dentro del PP, porque no le estarían protegiendo, como Aznar quiere que lo hagan, de las informaciones que le vinculan con la trama de corrupción de la red Gürtel y de Bárcenas, con el pago de sobresueldos en el PP y con el inexplicable pago de algunos importantes gastos de la boda de su hija.
Aznar sale de salvapatrias atizando a Rajoy a diestro y siniestro en un intento de desautorizarle públicamente ante el estupor de la mayoría de españoles. Y no porque no lleve Razón Aznar en sus críticas, comprensibles desde el punto de vista de la situación económica y social en la que nos encontramos, sino porque pone el dedo en la llaga, el foco, en la total falta de liderazgo que tiene el actual presidente del Gobierno en el país y en su propio partido.
Como en la novela Juego de Tronos, escrita por George R. R. Martin y convertida en serie de culto para millones de espectadores en todo el mundo, los ciudadanos y ciudadanas de este país siguen entre desconcertados e incrédulos las luchas dinásticas, de clanes y familias, que están surgiendo en el PP. Ocurre también en Andalucía donde Zoido, el sucesor de Arenas, se abre paso a empujones mientras en el horizonte resuenan tambores de guerra. En Almería, los populares no son ajenos a estas circunstancias y están viviendo en primera persona su particular versión de la exitosa serie norteamericana con el enfrentamiento que mantienen el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, y el presidente de la Diputación y alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat. Cada cual se ha rodeado de un grupo de fieles que permanece siempre ojo avizor ante el ataque del “enemigo”. Ocurrió cuando Rodríguez Comendador aseguró que había que elegir ya al candidato del PP a la Junta y el fiel escudero de Amat, Javier Aureliano García, salió rápidamente a decir que ahora no toca. El vicepresidente de la Diputación - pero también concejal del Ayuntamiento capitalino - ninguneó a su alcalde públicamente y sin contemplaciones.
Otro tanto ocurrió en la entrevista que concedió Luis Rogelio a la Voz de Almería hace unos días, donde se puso de manifiesto, sin necesidad de leer entre líneas, cómo se ha acuartelado en el Consistorio de la capital un regimiento dispuesto a hacer valer su estandarte frente a lo que llega de Poniente. Ni una mala palabra, pero tampoco ni una sola buena – sí lo hizo con otros compañeros a los que halagó – hacia Amat, al secretario general del PP o al subdelegado del Gobierno. A los tres los despachó sin ni una sola concesión.
Y en el final de los primeros capítulos de esta serie, una encuesta: La que ha elaborado el propio PP, muy recocinada, y a raíz de la cual el actual alcalde de Almería no ha tenido más remedio, muy a su pesar, que anunciar que se presenta de nuevo a las municipales de 2015. O ha salido muy mal la encuesta o alguien le ha dicho ya a Luis Rogelio Rodríguez que su camino termina en el Ayuntamiento.
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