En relación con el caso Bárcenas me preguntaban, hace unos días, si cuanto se ha publicado y lo que queda por ser objeto de la letra impresa es verídico el asunto tendría mayores consecuencias para algunos de los actuales responsables públicos de este país que aparecen supuestamente implicados en el affair. Sonreí con cierta incredulidad. En el devenir de la conversación, el joven tertuliano me inquirió de nuevo: ¿Sirven de algo las denuncias de los medios de comunicación?. Volví a sonreír y manifesté mi opinión acerca del mito que se ha creado con el manido poder de la prensa, que no con su capacidad de denuncia.
Recordé entonces alguno de los escándalos destapados por la letra impresa, de los que aprendí en las hemerotecas y en diferentes redacciones. Uno de estos casos se produjo en nuestro país mientras los jóvenes del 68 buscaban la revolución bajo los adoquines de París. Fue entonces cuando saltó a la opinión pública el escándalo de la Caja de Crédito Popular de Cataluña, un entramado financiero creado mediante flamantes oficinas en los barrios obreros poblados por la emigración andaluza y extremeña, que se cuidaban mucho de hacer constar su sujeción a la alta jurisdicción e inspección del Ministerio de Trabajo. Muchos emigrantes andaluces picaron el anzuelo y llevaron sus sufridos ahorros a estas oficinas, con los que se financiaron empresas de los administradores o se perdieron en cuentas del extranjero.
Los ahorradores estafados nunca más recuperaron su dinero, el dinero de los pobres. La prensa denunció el asunto que acabó en el Tribunal Supremo, no sin tener que escuchar comentarios al uso procedentes del Poder de entonces: “...airear ese escándalo es antipatriótico...van a decir fuera que somos un país de ladrones..”.¿?. Acaso aún haya quien piense entre nosotros que la Prensa que denuncia sea antipatriótica.
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