Junto a los buenos recuerdos que dejó Fernando en mi vida a lo largo de nuestros 44 años de matrimonio, tengo que agradecerle su biblioteca, para él era mas importante comprar un libro que comer todos los días, tal vez porque sabía que yo me preocupaba de ello. A lo largo de su vida reunió tres mil y pico libros, de diversos autores y materias clasificados por temas, autores o países.
Así, cada cuerpo de la Biblioteca está dedicado a una materia diferente, fácil de encontrar y siempre a mano el que precisaba para releer o simplemente para recordar o consultar algo. Fue una persona de gran memoria y apasionado por la lectura, asimilaba cuanto leía y nunca olvidaba nada.
Al morir él y trasladarme a la casa en la que vivo actualmente, los coloqué siguiendo el mismo orden y clasificación. Así, en cada cuerpo de la biblioteca están situados los libros de Historia, de España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Los de Ensayo y Filosofía, prácticamente casi todos de Ortega y Julián Marías. Medicina, biografías, novelas todas las del mismo autor, juntas, entre ellas las de Aldous Husley, su autor preferido, no en tomos grandes sino libro a libro y obra a obra. Yo le decía sus librillos, ya que le gustaba leer, o bien en la cama tras acostarse hasta que el sueño lo rendía, o hasta que yo le apagaba la luz y le escondía la lamparilla, porque si no, al dormirme yo, volvía a lo mismo y no descansaba, también su hora de la siesta era para leer reclinado en una vieja Cheslonge, traída de Inglaterra por sus abuelos.
Sus autores ingleses preferidos eran Chesterton, y Kipling, con sus historias interminables de los ingleses en la India. Coleccionó también bastantes de Medicina, ya que él estudió esta carrera al acabar el bachillerato, en Madrid, cogiéndole la Guerra en el tercer curso.
Otro de los cuerpos de la biblioteca está dedicado a Economía, ya que al terminar la guerra por diversos circunstancias sus estudios fueron estos y se dedicó a esta profesión durante todos sus años de vida activa de trabajo.
No faltan los libros de Religión, no solo de la nuestra sino también de otras, teniendo un lugar privilegiado el Corán… y es que todo le interesaba.
No faltan libros sobre Almería o escritos por almerienses. Novelas de todo tipo especialmente policiacas, que le gustaba saborear en invierno junto a la chimenea encendida y saboreando una taza de té, inglés naturalmente o saboreando estas novelas en un viaje en tren. Las compraba en aquellos carritos que se acercaban a los trenes con libros y revistas para el viajero. Dicen que a una persona se la puede conocer por lo que lee, y los libros que tiene. Fernando leía todo y le interesaba todo, solo exigía buenos autores y buena literatura.
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