La investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía es el mayor fraude democrático que hemos conocido los andaluces. El espectáculo vivido en el Parlamento Andaluz hace unos días coronó la desvergonzada representación de un fraude que comenzó cuando José Antonio Griñán quiso poner sus barbas a remojo y decidió refugiarse en el Senado para escapar de la acción de la Justicia sobre las tramas de corrupción urdidas a su alrededor dejando –eso sí- atada y bien atada su sucesión.
Mercasevilla Como símbolo de la pantomima que llevó a cabo la señora Díaz en el Parlamento, me limitaré a mencionar dos aspectos: en su discurso se atrevió a decir que le asqueaba la corrupción, pero no mencionó ni de pasada el caso de los ERE fraudulentos, el caso Mercasevilla o el caso Invercaria, que afectaban de pleno a muchos de sus compañeros de la bancada socialista. Del mismo modo, la señora Díaz pretendió inaugurar un tiempo nuevo o unas nuevas formas o algún tipo de cambio respecto a la política andaluza y los ciudadanos andaluces, pero no tuvo el más mínimo reparo en culminar una operación de amaño y herencia al estilo de las dinastías más añejas, que comenzó en las elecciones autonómicas con la presentación de un falso candidato que tenía entre sus planes dejar el puesto a su elegida cuando las circunstancias judiciales así se lo aconsejasen.
Sin respeto No se puede venir a hablar de nuevos tiempos o de novedades políticas y actuar de un modo tan irrespetuoso con la gente.
Y es que Susana Díaz insulta a la inteligencia de los andaluces -los mismos que hicieron al Partido Popular ganador de las últimas elecciones autonómicas, cuando pretende partir de cero o comenzar un nuevo camino político- porque la señora Díaz ha sido parte directa y responsable de todos los escándalos de corrupción que han posibilitado la huída de Griñán y su llegada a la presidencia de la Junta.
Impresentable Evidentemente, esto no significa que la investidura de la señora Díaz sea ilegal; es políticamente impresentable.
Y lo cierto es que con este traspaso de poderes disfrazado de investidura, el PSOE ha culminado una monumental estafa política contando además con el bien remunerado silencio de sus socios de Izquierda Unida.
Toda la suerte No obstante, yo le deseo toda la suerte del mundo a doña Susana como presidenta de la Junta en la lucha contra el desempleo y en tantos otros problemas que afectan a miles de familias andaluzas.
En esa tarea siempre encontrará el apoyo leal del Partido Popular Andaluz.
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