Estos días los amantes del cine y del paisaje de nuestra provincia estamos emocionados viendo el devenir del rodaje de ‘Exodus’. Somos un gran escaparate porque su director Ridley Scott eligió, entre otros lugares, a Almería para el rodaje de la famosa historia bíblica de esclavos.
Ahora, en el mismo escenario, hago subir el telón que no es de terciopelo rojo sino de cubierta plástica, y pido silencio. No se habla, no se mira, anda de puntillas entre los medios de comunicación. Y no dejan de aumentar los datos en los últimos veinte años. La esclavitud en pleno siglo XXI en Almería existe y se llama trata de personas.
Según el Observatorio de trata de personas: “es el negocio más lucrativo del mundo”. Como cualquier actividad capitalista mientras exista demanda la oferta se incrementa, pero lo sangrante es que el producto son seres humanos, que una y otra vez son reutilizados y vendidos desgastándose, de manera trágica, la dignidad. El tráfico o trata de personas es una violación de los derechos humanos que incluye abuso y explotación. Los datos son difíciles de estimar por la clandestinidad con la que actúan las mafias, por ejemplo, la ONU estima que hasta 4 millones de mujeres y menores son víctimas del tráfico cada año, la mayoría son explotadas con fines sexuales. Y según la Organización Internacional de Migración (IOM) al menos 500.000 mujeres son vendidas anualmente a los mercados de prostitución europeos. El tráfico de seres humanos no podría florecer sin la existencia de un mercado de prostitución local, donde existan hombres dispuestos a comprar y vender a mujeres y menores para su explotación sexual, según el informe de las Naciones Unidas, y las más vulnerables son las más pobres.
La demanda hay que cuestionarla de todas las maneras posibles, y a las mafias perseguirlas: todos los medios son pocos para erradicar esta lacra histórica. Actualmente la Policía Nacional desarrolla un Plan contra la Trata de Personas destinado a ofrecer protección a las denunciantes y facilitarles una salida. Y como ejemplo de medidas políticas, en Europa, la reciente aprobación en Francia de un informe donde se recomienda la penalización de la demanda de prostitución, al igual que lo han hecho ya otros países, tales como Suecia (1999), Finlandia (2006), Escocia-Reino Unido (2008), y Noruega e Islandia (2009).
Como imagen esperanzadora del futuro de la infancia y de las mujeres, me quedo con la exposición de fotos ‘Maninka Kan’ de Adolfo Olmedo sobre el poblado africano Sangbaralá, expuestas en la Escuela de Artes de Almería, donde sus rostros y humilde vida cotidiana son retratados con dignidad y felicidad.
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