Conforme se va acercando la Navidad y aparecen por calles y plazas metáforas alegóricas de esta gran fiesta cristiana en contraste con la tristeza del mundo, - guerras, hambres, torturas económicas- los hombres se vuelven hacia una especie de compasión generalizada que actúa de bálsamo invernal.
El Papa ha querido también unirse a la ternura de esta efeméride publicando su primera exhortación apostólica que nos habla de “la alegría del evangelio”. Suele decirse que la iglesia no muda y que salvo matices exigidos por la más viva actualidad, todos los pontífices predican lo mismo. Yo no diría tanto. Jorge Mario Bertoglio rompe, a mi juico, muchas costumbres antiguas. Quiere una iglesia nueva,misionera, evangélica y democrática. Hasta ahora la palabra democrática suscitaba sobre todo entre los curiales no pocas reticencias por aquello de que la iglesia de Cristo era jerárquica y divina sin tener que copiar las formas de organización política de otras sociedades. Más original, si cabe, se muestra el pensamiento del Papa cuando trata de enjuiciar el sistema capitalista. “La economía de la exclusión y de la equidad mata”. El ser humano como bien de consumo que se puede luego usar y tirar, el hecho real de que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre, la disparatada ganancia de unos poco frente a la escasez estructural de la mayoría serían, entre otras causas, la fuente del desequilibrio y la violencia. El sistema social y económico, concluye el Papa , es injusto en su raíz. Antes los Papas condenaron al marxismo porque lo consideraban materialista y ateo. Tras la debacle estalinista, la caída del telón de acero y la globalización, no hay más que un solo sistema, una tiranía invisible que hace a los ricos más ricos y a los pobres más pobres. Cuán necesario es pues que la Iglesia retorne a la esencia evangélica. El escándalo cotidiano de ver a nuestros políticos corruptos visitando pompas vaticanas resulta de lo más deprimente para la cristiandad. ¿Dónde está la alegría evangélica entre esta gente asustada porque no se repite el milagro del pan y los peces? Me gustaría saber cómo interpretan esta frase del Papa: “ No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida”.
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