Recuperar la alegría del Evangelio

Kayros
01:00 • 28 nov. 2013

Conforme se va acercando la Navidad y aparecen por calles y plazas metáforas alegóricas de esta gran fiesta cristiana en contraste con la tristeza del mundo, - guerras, hambres, torturas económicas- los hombres  se vuelven hacia una especie de compasión generalizada que  actúa  de bálsamo invernal.


El Papa ha querido también unirse a la ternura de  esta efeméride publicando su primera  exhortación  apostólica  que nos habla de “la alegría del evangelio”. Suele decirse que la iglesia no muda y que salvo matices exigidos por la más viva actualidad, todos  los  pontífices predican lo mismo.  Yo no diría tanto. Jorge Mario Bertoglio rompe,  a mi juico, muchas costumbres antiguas. Quiere una iglesia nueva,misionera, evangélica  y democrática. Hasta ahora la palabra democrática suscitaba  sobre todo entre los curiales no pocas reticencias por aquello de que la iglesia de Cristo era  jerárquica y divina  sin tener que copiar las formas de organización política de otras sociedades. Más original, si cabe, se muestra el pensamiento del Papa cuando trata de enjuiciar el sistema  capitalista. “La economía de la exclusión y de la equidad  mata”. El  ser  humano como bien de consumo que se puede luego usar y tirar, el hecho real de que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre, la disparatada ganancia de unos poco frente a la escasez  estructural de la mayoría serían, entre otras causas, la fuente del  desequilibrio  y la violencia. El sistema social y económico, concluye el Papa , es injusto en su raíz. Antes los Papas condenaron  al marxismo porque lo  consideraban materialista y ateo. Tras la debacle estalinista, la caída del telón de acero y la globalización, no hay más que un  solo sistema, una tiranía invisible que hace a los ricos más ricos y a los pobres más pobres. Cuán necesario es pues que la Iglesia  retorne a la esencia evangélica. El escándalo  cotidiano de  ver a nuestros políticos  corruptos  visitando pompas vaticanas resulta de lo más deprimente para la cristiandad.  ¿Dónde está  la alegría evangélica entre esta gente asustada porque no se repite el  milagro del pan y los peces? Me gustaría saber cómo interpretan esta frase del Papa: “ No compartir  con los  pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida”.







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