Hay personas que marcan al mundo. Personas que muestran el camino hacia una sociedad mejor, más justa e igualitaria y, sobre todo, cargada de valores intangibles pero imprescindibles. Hace unos días hemos dicho adiós a una de esas personas, Nelson Mandela. Su vida, su lucha pacífica pero constante por lograr una Sudáfrica multicolor, como el arco iris, donde todas las personas fueran consideradas iguales por encima del color de su piel, puso fin al apartheid y logró con su insistente tolerancia y su enorme humanidad, dar ejemplo al mundo de cómo superar un enorme e histórico conflicto racial con una ejemplar transición hacia la libertad y el respeto.
Nadie mejor para exhibir esta “Mirada Humanitaria” sobre esa eterna sonrisa de hombre, de persona, con mayúsculas. Y es que sus ojos, su sonrisa y su enorme corazón apabullaron a un mundo intolerante y egoísta. Él veía hombres y mujeres y supo poner en valor la riqueza de las personas, de las sociedades justas, de los países solidarios, donde los demás solo veían el odio racial y la explotación de los seres humanos como medio para alcanzar el único valor que entienden, el de los diamantes.
Rendir homenaje a Nelson Mandela es reconocer a todas aquellas personas que con mirada limpia, con sonrisa franca, se enfrentan a los problemas día a día, de frente, con el valor del ser humano por delante y con la determinación de contribuir a cambiar este mundo desde ideales como justicia, equidad, humanidad y solidaridad. Personas que hacen de los Derechos Humanos su credo personal, que dan lo mejor de si mismas para llevar a la práctica ideales que otros solo defienden en tribunas y discursos grandilocuentemente vacíos de voluntad real de mejorar nuestra sociedad.
Desde las figuras representativas de las grandes religiones hasta otros como Mahatma Gandhi, Henri Dunant, Luther King y el mismo Nelson Mandela nos han mostrado el camino de cómo conseguir un mundo donde las personas seamos libres e iguales, sin distinción de nacionalidad, raza, religión, condición social ni credo político, como reza el Principio de Imparcialidad de Cruz Roja.
Inspirados en todos ellos, miles de héroes anónimos, salen a la calle a aliviar el sufrimiento humano y hacer que este mundo se llene de la humanidad del que ofrece un simple café con leche al que vive en la calle hasta el que enseña español al inmigrante recién llegado, desde el que acompaña al enfermo en sus últimos días hasta el que conversa con el anciano en su casa vacía de familia.
Hasta siempre Nelson Mandela, un luchador por la dignidad de la personas, lleno de generosidad y de una enorme visión Política, si con mayúsculas.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/52652/hasta-siempre-mandela