El PP, registrado a deshora

El sorprendente registro judicial de catorce horas en la sede el PP, ordenado inesperadamente por el juez Ruz, significa por encima de cualquier otra interpretación que la tan cacareada predisposición a colaborar con la justicia, en boca de los dirigentes del partido afectado por el caso Gürtel y su bifurcación por los papeles de Bárcenas, tiene escasa credibilidad. De hecho no ha tenido ninguna a los ojos del juez. Con el cargamento de documentos debidamente escaneados que los funcionarios judiciales se llevaron este viernes, después de las declaraciones prestadas por Esperanza Aguirre sobre las trapacerías de la trama Gürtel en la Comunidad de Madrid, cuando ella era presidenta, es muy posible que el juez ya haya formado un mejor criterio sobre el supuesto investigado. Me refiero a la sospecha judicializada de que el PP abonó 888.000 euros en dinero negro para saldar una parte de la factura por la mencionada remodelación de su sede central. Quedamos atentos a la pantalla. Lo que no le sirvió de nada a Ruz para aclarar sus dudas fue lo que declaró el arquitecto. Como es sabido, se dedicó a negarlo todo con unos argumentos que, según expresión propia del juez, "no tienen la explicación lógica que trató de encontrar". Es decir, que no se creyó en absoluto la negativa de Urquijo de haber cobrado en dinero negro una parte del coste de la obra. Y de hecho el escepticismo del juez es la causa principal de ese registro de la sede del PP en las intempestivas horas de la noche y la madrugada.

Después del registro sabremos si Ruz mantiene vivo su diagnóstico de que hubo "cierta corriente financiera de cobros y pagos continua en el tiempo al margen de la contabilidad remitida al Tribunal de Cuentas". Lo que sí sabemos ya es que el juez ha hecho caso omiso del escrito remitido por el PP al fiscal a primeros de diciembre en el que el abogado del partido se quejaba de que la policía judicial le hiciera menos caso que a Luis Bárcenas. Eso en el mejor de los casos. En el peor, como se teme, es muy posible que ese escrito, remitido a su vez por el fiscal al juez, irritase especialmente a éste, lo cual sería una explicación añadida para entender el espectacular registro de la sede de Génova en la noche del jueves al viernes.