El próximo 2 de enero Granada celebrará con todo lujo y gran afluencia de público el Día de la Toma. Es de esos días en los que siento envidia, y no por afinidad ideológica con los Reyes Católicos; nada más lejos. Es un gran error contextualizar hechos históricos remotos en el modelo de sociedad actual que, pasados los años, igualmente resultará anacrónico e insoportable para generaciones venideras.
Aquí, en Almería, el problema es simplemente cultural. La ausencia de burguesía ha propiciado el desapego de las tradiciones y una depredación oportunista cuyo legado sufrimos en aberraciones urbanísticas y proyectos de aluvión que se hunden en el olvido y el desdén. Además, hemos perdido innumerables oportunidades para recuperar símbolos, identidad y orgullo. Por el contrario, acogemos con gregaria afinidad festejos amorfos e injustificables como la “La Haba”, Noche de San Juan, Los Coloraos… nada de esto se colige con la historia y tradiciones almerienses. Igualmente, si la Reconquista de Almería es susceptible de interpretación, no lo es menos Los Coloraos. El problema es que nadie se ha ocupado de contar la verdad y su contexto histórico: el pueblo lo acepta y se le añaden aditamentos lúdicos e ideológicos para afianzar la pervivencia.
La estólida modificación de la formulación en la tremolación del Pendón da idea de la perversión histórica y la escasa calidad de los políticos que la introdujeron. Eso de “por la integración de los pueblos” es lo más alejado de unos Reyes Católicos que lo primero que hicieron fue expulsar a moros y judíos arrebatándoles vidas y haciendas, como correspondía al emplazamiento histórico del poder ligado a las confesiones religiosas imperantes. Pero el Islam hizo lo propio con los cristianos, y aún, en la extendida versión radical, no ha modificado la conducta.
Que la Alcazaba sea el monumento emblemático de la dominación musulmana no implica resumir toda la historia de Almería a la “apacible y sabia” época en la que parece que todo era recitar versos de Omar Khayyam y contemplar el cielo estrellado con la guía del Almagesto. La historia se cuenta por incontables incursiones, dominaciones, conquistas, expolios y reconquistas: Abdera, Murgis, Portus Magnus, Urci .
Fenicios, íberos, cartagineses, romanos, moros, cristianos… todos se disputaron, cruenta o incruentamente, las tierras, las vidas, las haciendas y la imposición de sus leyes y sus dioses. Pero ahora toca la exégesis de la historia de unos reyes que, trasladados a la actualidad, serían unos pestosos absolutistas y consumados fascistas. Sin duda, idénticos apelativos servirían para Stalin o la Revolución Cubana; todo es interpretable.
La Reconquista logró cambiar el curso de la historia. De haber continuado con la dominación islámica posiblemente yo no podría escribir estas líneas, y es posible que no existiese la Voz de Almería. Tampoco estaríamos celebrando la Navidad (Natividad de Jesús) y, lo peor, nada de pata negra ni brindis con cava catalán del Reino de Aragón. ¡Felices Pascuas! Y que Dios nos bendiga; falta nos hace.
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