Con los días, hemos descubierto que la famosa reunión a la que asistieron los dirigentes del Partido Popular de Almería con la ministra de Fomento, Ana Pastor, en la que no se abordó el asunto de la línea área entre Almería y Sevilla - según dijeron los propios participantes en el encuentro - ha sido determinante para que a la ministra se le encendieran las luces, las cortas y las largas, para solucionar el problema creado por su departamento.
Qué curioso que algo de lo que no se habló haya servido al PP para concluir que gracias a esa reunión hoy los almerienses pueden seguir disfrutando de ese vuelo. Debemos, por lo tanto, considerar seriamente que estamos ante un claro ejemplo de lo que se denomina ciencia infusa o el arte de un saber innato que no requiere de estudios previos para entender sobre una cuestión específica.
Ana Pastor debió quedarse absorta, como en trance, en su sillón del Ministerio cuando, una vez que se marchó la delegación popular almeriense, se impregnó - sin venir a cuento - de unos conocimientos que le eran totalmente ajenos. Igual un día de estos le vuelve de nuevo ese episodio de luz cegadora que acompaña a la ciencia infusa y se nos aparece en Almería, qué se yo, un AVE o un soterramiento.
Me pregunto si el presidente de los Estados Unidos estará al tanto de este tipo de episodios asombrosos en los que se ven envueltos los dirigentes del PP. Lo digo, más que nada, porque tengo la impresión de que cualquier día de estos nos podemos encontrar que por fin los americanos se llevan lo que dejaron en Palomares y nos topamos con unas declaraciones, acompañadas de una buena dosis de golpes en el plexo solar, reivindicando que eso es una consecuencia del encuentro de Rajoy con Barack Obama ¿Será también un firme defensor de la ciencia infusa nuestro presidente del Gobierno? Pues lo único que nos faltaba.
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