La UE y la inmigración, algo más que palabras

La inmigración es un problema que afecta a toda Europa y debe ser resuelto por ella”

Andrés Aberasturi
01:00 • 09 mar. 2014

A ver, que no se trata aquí de enrocarse en una nacionalismo rancio y obcecarse con contubernios que vienen de fuera; de todo eso ya sufrimos bastante durante demasiado tiempo. Pero una cosa es eso y otra que exigir a las autoridades que gobiernan Europa a costa de nuestro bolsillos, un poco de seriedad cundo se ocupa un puesto como el que desempeña la sueca Cecilia Malmström, comisaria europea de Interior. Además de la reunión que han mantenido los responsables del área de la UE, ha habido un encuentro bilateral en la comisaría y el ministro español de Interior que se ha quejado de algunos juicios poco afortunados de la señora Malmström en emisoras de radio de su país y hasta a través de las redes sociales a título particular. Y la verdad es que se ha pasado.
Mucho tenemos dicho desde hace bastante tiempo que la inmigración ilegal (no sé si desde un punto de vista ético se debería utilizar el término "ilegal", creo que no) es un problema que afecta a toda Europa y que debe ser Europa la que intente al menos solucionar lo que ya parece imparable: la huida masiva de subsaharianos hacia el sueño europeo. Pero si éticamente podemos discutir sobre el asunto, con la Ley en la mano la obligación de los países fronterizos para evitar estas avalanchas es más que evidente tanto en defensa de su territorio nacional como frontera que son de territorio europeo. Existe es mandato y eso es indiscutible. Otra cosa es cómo se cumple con esa obligación. Cuando se convenza Europa de que este, como tantos otros, no es un tema nacional sino que afecta a toda la UE y cuando reconozca que el problema hay que atajarlo en origen y no en las vallas o en los acantilados... Cuando vea Europa como muchísimos de esos guardias civiles de los que parece dudar se juegan la vida por salvar a esta gente y de qué forma son atendidos, entonces, tal vez, la señora comisaria cambiará el lenguaje y la visión que tiene del asunto. Se le ha invitado a visitar Ceuta y Melilla. Y cuando lo sepa todo, que se reúna con sus colegas europeos y decidan juntos qué se puede hacer, qué están dispuestos a poner cada uno de los países para que los dramáticos sucesos de Ceuta hace poco y Lampedusa hace algo más, no vuelvan a repetirse.







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