Jueces frente a la ecología

A los ecologistas solo les queda el derecho a la crítica, a la protesta frente a quienes ven la tierra como su propiedad

M. Ángel Blanco Martín
23:51 • 02 may. 2014

Los jueces no son ecologistas. Cuando se trata de hacer justicia (?) en asuntos que tienen que ver con cuestiones medioambientales y ecológicas, el resultado en la mayoría de los casos es desconcertante cuando no sorprendente. Como en el caso del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, ante el caso del hotel del Algarrobico y lo que le rodea, en Carboneras. 


No hay muchas sentencias que resuelvan desaguisados ambientales, a favor de denuncias ecologistas. En la mayoría de los casos, en que así sucede, lo más probable es que las sentencias no lleguen a ejecutarse. Y de esta manera, urbanizaciones o edificaciones “ilegales” y destructoras del paisaje, sonríen en su interior cuando reciben la notificación de una sentencia en contra. Los medios de comunicación informan de ello, que la urbanización tiene que ser demolida. Los promotores y ayuntamientos que lo han permitido, tras haber sido “comprados”, sonríen en su interior, a sabiendas de que la urbanización seguirá adelante. Y a los ecologistas sólo les queda el derecho a la crítica, a la protesta, frente a quienes ven en la tierra como su propiedad para la oportunidad de hacer negocio. Cuando, hace ya años, por ejemplo surgió un proyecto de urbanización en la Fabriquilla, la Junta de Andalucía (Consejería de Medio Ambiente) lo rechazó porque afectaba al orden del Parque Natural. Al principio, las resoluciones judiciales fueron favorables a la Junta. Hasta que llegó al Tribunal Supremo, que falló a favor de los promotores de la urbanización.Y ahora nos encontramos con el dilema del Hotel del Algarrobico. No sería mala idea que se hicieran públicas las actas de la Comisión provincial de Urbanismo donde se debatió el tema, para saber qué y cómo se votó. No sé cómo quedará al final el tema, pero creo que su destino tiene que ser la demolición y la puesta en evidencia pública de quienes lo permitieron y fueron cómplices. Y así un asunto tras otro ante la Justicia (?), siempre con intereses urbanísticos. Son situaciones que suelen terminar en los tribunales, en la mayoría de los casos para nada. Para eso están los jueces, bueno, la mayoría de los jueces, en defensa de las razones, lamentablemente “sagradas”, de la propiedad privada y frente al espíritu, noble y justo, de la Ecología, del Paisaje y de la Tierra. 







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