Somos bastante propensos a calificar de” tiempo nuevo” a cualquier avatar que apenas mude algo la rutina de nuestra vida ordinaria. Desde que el Rey abdicó esta frase se repite sin cesar: “comenzamos un tiempo nuevo”, “una generación joven y preparada toma el timón”, etcétera. Sin embargo, mirándolo bien, de lo que se trata es de inyectar vida en lo viejo con la taimada mascarada de prolongarlo más y más. En el PSOE se habla estos días de refundación, de la necesidad de un nuevo espacio. Así lo repiten diariamente tanto Eduardo Madina como Pedro Sánchez, los dos candidatos más llamativos que van a la conquista de la Secretaría General. ¿Tan desnaturalizado está el PSOE de Pablo Iglesias que necesita una transformación tan profunda? ¿ No será que el votante se ha cansado de ver los mismos defectos de todos los partidos, o sea, la enquistada corrupción, las solapadas ansias de poder, las sempiternas mentiras, la tácita melancolía de que las cosas nunca se arreglan por más paraísos que nos ofrezcan las élites? Si alguna vez viéramos aparecer un extraterrestre, si los ricos se sintieran interesados por los pobres, si la derecha por un equívoco defendiera el trabajo antes que el capital, si los políticos abandonaran el cargo con menos dinero del que tenían antes de aferrarse a la tabla de salvación del partido, entonces, solo entonces se podría hablar de un tiempo nuevo. Por desgracia esa tierra prometida tarda en llegar y por eso los pesimistas antropológicos esperamos contra toda esperanza que aparezca la auroa en la ventana. Dicho esto no me avergüenzo de animar cualquier signo que signifique progreso: la maravilla de la ciencia, el consejo de los pocos sabios que en el mundo han sido, la esplendorosa juventud sincera y contestaria. Volviendo de nuevo al PSOE cabe preguntarse: ¿Qué fue de aquellos diez millones que elevaron al poder a Felipe González? Es verdad que con él este país tuvo el primer “shock de modernidad”,( la frase que ahora repite Madina) pero por qué diablos se cayó en la corrupción y en la estafa clientelar? El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. Vamos a ver si el tiempo nuevo nos enseña algo. Los ciudadanos esperan, con sus votos abiertos hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.
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