Memoria histórica

No sé si habrá en la historia universal un caso donde el pasado marque aún con sello indeleble la vida cotidiana del hombre en el exilio como es el del pueblo judío sefardí. Se dirá que pertenece a una cultura donde la tradición y el respeto a los mayores forman parte de su concepción del universo. Hace quinientos años, por causas que ahora nos cuesta bastante discernir, los Reyes Católicos obligaron a salir de España a un grupo de judíos españoles. Se conservan documentos auténticos amén de objetos y lugares que reproducen la vida de aquel tiempo en la ciudad de las tres culturas. Hoy el gobierno del PP, por boca del ministro de Justicia, parece reconocer esta tremenda injusticia histórica invitando a los descendientes a recobrar la nacionalidad española. No sé qué emociona más, si verlos deambulando por Toledo con las llaves de su antiguas casas o escuchar el relato de la larga diáspora en un castellano perfecto que todavía guarda tonalidades y matices del dialecto ladino. Hegel se sirvió de una enorme paradoja para reflejar el curso del mundo. A este devenir de los pueblos que utilizan su memoria como llave para abrirse a la vida venidera, el filósofo lo llama “el porvenir pasado”. La duda que nos asalta a quienes luchamos por el reconocimiento de los fusilados por Franco es si serán necesarios otros quinientos años para cerrar esta fractura de nuestra guerra civil. ¿Por qué a los vencedores se les erigen monumentos, con cíclicos homenajes y en cambio los vencidos yacen por cunetas perdidas que nadie excava? Nos gusta hacer un canto a la estabilidad de la tradición pero es más bien cuando a los dirigentes les conviene. Hoy precisamente celebramos la subida al trono como Rey de España de S.A.R. Príncipe de Asturias D. Felipe de Borbón. Entre los festejos de gozo que han de seguir a esta histórica efeméride me gustaría que estuviese la promesa de terminar con esta lacra del olvido. Que al menos las Asociaciones para la recuperación de la Memoria histórica no encuentren la dificultades que padecen. Estamos ya a muchas décadas después de aquello y, como les gusta a algunos decir, nace una nueva España.