Sobre lo que es o debe ser la democracia, hay tantas teorías como expertos y tantas aseveraciones como estudiosos de la cosa; hay quien defiende un bipartidismo fuerte, otros que no quieren mayorías absolutas y prefiere partidos bisagras y hay quienes se deciden por una parlamento lleno de siglas. Hasta ahí puede que cada uno tenga argumentos para su opción, pero lo que no parece de recibo es ese otro axioma según el cual la esencia de la democracia es la alternancia. Pero al margen de estas reflexiones, el panorama que se anuncia en España es una especie de laberinto a día de hoy lleno de contradicciones.
Pero de entrada tenemos a los grandes partidos nacionalistas que van a lo suyo y que son más bien de derechas aunque ahora, tanto en Cataluña como en Euzkadi, batallen con otros nacionalistas radicales de izquierda a los que no sólo no les importa España sino que la tienen cierta manía.
En la política nacional en la izquierda tenemos a un PSOE que no sabe muy bien para donde tirar. El problema añadido es Podemos y la gran incógnita es si Pablo Iglesias repetirá resultados en la municipales. De ser así, van a empezar los líos porque Alberto Garzón ha dejado claro que "No nos entra en la cabeza ir a un proceso de confluencia con el PSOE... "Han sido parte del problema" aunque sí apuesta por Podemos ya que tienen un programa "prácticamente idéntico". Pero entonces ¿cómo se explica el apoyo hasta ahora incondicional de IU al Partido Socialista Andaluz pese a los escándalos? Y abandonar al PSA para unirse a Podemos, dejaría a los tres en minoría frente a un PP que tiene la rara habilidad de ganarse enemigos.
Porque si esto ocurre por la izquierda, en la derecha o centro derecha, pasa tres cuartos de lo mismo: a Rajoy se le ha atragantado Rosa Díez y su UPyD, no quieren saber nada de Ciudadanos y Vox es el enemigo en casa. Y todo esto al margen de los problemas internos en Génova que los cubre la manta del poder; ay del día que esa manta ya no de calor y pase a manos de otros.
Nadie sabe que va a pasar en las municipales, pero creo que no conviene hacer mucho caso de lo que hoy declaran unos y otros. Al final de todo están los sillones vacantes que alguien tiene que ocupar y ante esa visión parece que se termina claudicando aunque, eso sí, dando rocambolescas explicaciones del porqué de esas renuncias y amnesias. Donde dijeron digo dicen ahora diego y no les preguntes seriamente la razón: son como niños alejados de la realidad y sólo ensimismados mirando el dichoso sillón vacío que les espera.
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