Almería, tierra de Oscar

Carlos Sánchez
22:37 • 26 sept. 2014

Es un lugar común que nuestros políticos apenas si dimiten. Sin embargo en muy poco días hemos visto que se ha ido un ministro de gran prestigio y ahora recorre el mismo paseo de los tristes un presidente de RTVE, que no es un carguito cualquiera. A Gallardón lo desautorizó la insólita marcha atrás de Rajoy en la reforma de la Ley del aborto y a Leopoldo García Echenique, a tenor delo que apunta la prensa, la retórica endiablada de Cristóbal Montoro. El hombre de la calle que no suele leer mucho pero ve y oye la radiotelevisión, se levanta todos los días oyendo la monserga del crecimiento y la recuperación. Se trata de la euforia incontenible del Gobierno, naturalmente, frente a lo que dicen los analistas independientes ( dejemos por incompetentes a las masas que se quejan de los recortes y a de las bajadas de salario). Las cosas cambian. ¿Será verdad eso que llaman el crecimiento desacelerado? No sé, no estoy ahora para delicadezas numéricas con ejes de coordenadas y otras reposterías académicas. El caso es que García-Echenique, hombre del PP, se va de la tele pública decepcionado y engañado. El Gobierno le ha cerrado el grifo de las subvenciones. Quien manda aquí, a lo que parece, es Montoro. RTVE ya tuvo un severo ajuste de 300 millones. Desde hace dos años, sus ingresos han disminuido por culpa de la retirada de la de la publicidad a lo que hay que añadir también otras pagas como las aportaciones de televisión privada y operadores de telecomunicaciones. Para mí que el problema no es solamente económico. Recordemos el escaso interés de Rajoy por la cultura. Pensemos también en programas televisivos de gran audiencia que se han venido abajo por la marcha a la privada de reconocidos profesionales. No se puede mantener el medio solo para el tiempo de las elecciones o para a medio día los discursos del presidente. Por cierto, una de las mejores cosas de RTVE eran precisamente los telediarios. Y una de las mejores cosas que hiciera el denostado Zapatero fue procurar una televisión má no gubernamental que no dependíera de los partidos políticos sino de los periodistas y técnicos.







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