La necesidad de mantener una amistad

Algún iluso pensó que la visita de Rajoy la semana pasada a Almería traería alguna noticia buena para nuestra provincia, nada más lejos de la realidad. Tenía la oportunidad de anunciar un Plan especial de empleo para nuestra tierra, adelantándose al dato de la EPA que nos ha situado en más de 10.000 desempleados más en la provincia desde que él llegó a la Moncloa, y 23.800 ocupados menos; o podría haber anunciado que ya faltaría menos para que estemos mejor comunicados con el resto del Estado y que invertiría más en el AVE hasta Almería, entre otras cosas.

Pero, además de intentar dar impulso a su mal elegido candidato andaluz, su visita resultó ser un presagio de lo que estaba por ocurrir. Al más estilo Rajoy, dijo que Amat es “un tipo estupendo”, como cuando dijo de Camps que era un “político honrado”, o que Matas “Es un brillante defensor de los intereses de Baleares”, o que Fabra “es un ciudadano y un político ejemplar para el PP”. De estos tres últimos ya sabemos sus derroteros, de Amat hemos sabido estos días que está imputado junto a otros seis concejales de su corporación por un presunto delito de prevaricación, sin contar otros casos que se encuentran bajo sospecha como en la construcción del Auditorio de Roquetas o la puesta en marcha del centro comercial del municipio. Dijo Gandhi, muy sabiamente, que “Lo más atroz de las cosas malas de la gene mala es el silencio de la gente buena”, estoy convencido de que hay gente buena en el PP de Almería, pero callan sobre aquello que es ya un secreto a voces, está en sus manos que alguien así no les represente y que no nos represente en las instituciones. Arenas no moverá un dedo en este sentido, y mucho menos Moreno quien no tiene liderazgo para algo así, y es que Amat es como el hermano mayor de Arenas, gran amigo de Bárcenas, y, como dice el saber popular, buena cosa es tener amigos, pero mala el tener necesidad de ellos.