Ya llegan las elecciones

Nieve, frío, chubascos tormentosos, algunos claros con la esperanza de una primavera sin fin, es el escenario natural que rodea a la prisa de los partidos por ganar las próximas elecciones. Hay quien ha dicho que tantos plebiscitos juntos pueden aflojar las decisiones del gobierno de cara a la política cotidiana. Sin embargo, en el PP vemos todo lo contrario. Obras que fueron abandonadas tres años antes, ahora las vuelven va resucitar. Si de verdad les moviera el interés de la ciudadanía las hubieran hecho sin esperar a las elecciones. Quizá no hubo necesidad de tapiar los túneles almerienses ni de parar las obras del AVE. Pero entonces faltaban meses y podían vivir sin el señuelo electoral. Y otra vez, el almeriense golpeado por infinitas frustraciones ferroviarias, será capaz de entusiasmarse y acudir de nuevo a votar. Nos puede ocurrir un poco como a los griegos. En Grecia, cuna de la democracia, han llegado a una deuda altísima( 171% del PIB), han sido excluídos de la sanidad pública más de la mitad de la población, el pueblo sin trabajo pasa hambre y con el dolor de estómago no se puede hacer filosofía. Pues bien, la derecha conservadora presiona para que no cambie el sistema que ha llevado a los griegos a la bancarrota. Menos mal que si aún les queda algo de aquella innata lucidez que ideó el Caballo de Troya para vengar a los raptores de la belleza de Helena, a lo mejor triunfa otra manera de gobernar pese a las prisas misioneras de Rajoy. Volviendo al PP no puedo dejar sin comentario el video reciente. ¡Quien lo dijera! El partido de Bárcenas, Rato, Camps, Granados, Correa, Castedo, etcétera se ha vuelto de una humildad conventual. Dicen ahora que probablemente habrán hecho mil errores. Eso sí. Sin mezclar al partido con toda esa cochambre cochinera y podrida digan lo que digan la Fiscalía anticorrupción o los papeles del juez Ruz. ¡Lo que hay que hacer para ganar unas elecciones siguiendo con los buenos sueldos! Me ha sorprendido el paralelismo que establece David Trueba citando al moralista Plutarco. Modestamente eso mismo había comentado yo aquí varias veces. Si las plumillas del PP quieren hablar de corrupción no debería referirse solo a Andalucía sino a todas las capitales donde gobierna del PP. En caso de acusar a Susana Díaz de ambicionar la Monclo,a lo mismito debería argumentar sobre Rajoy, quien a pesar de no aprobar nunca ante el pueblo, se postula como la salvación de Occidente.