Lo que hay que oír

Estos de Podemos son los indignados del 15-M pero respetuosos con el veredicto de las urnas

Kayros
01:00 • 03 feb. 2015

Esperanza Aguirre suele rodearse de cierto aire frívolo para decir cosas muy serias. Hace un par de días dijo que la marcha hacia Madrid de Podemos se parecía a la marcha musoliniana sobre Roma. Pudo utilizar otros ejemplos algo más democráticos como la marcha de los negros por los derechos civiles o las movilizaciones de la unidad de Salvador Allende ( “El pueblo unido jamás será vencido”) pero por lo visto no le encajaba bien en su ideario de derechas. Prefirió confundir deliberadamente la historia. Aquellos bestias pardas que desfilaron hacia Roma -pistola al cinco, botas altas, camisas negras, nostalgia imperial- no se parecen en nada a estos jóvenes hambrientos, mal vestidos y condenados al exilio, que llenaron la Puerta del Sol de Madrid. Y si vemos diferencia en su apariencia externa, mucho más en la ideas. Aquellos eran fascistas, totalitarios, pregonaban una rebelión a muerte contra la clase obrera impulsada por la Internacional. En cambio estos de Podemos no hablan de esas cosas. Son los indignados del 15-M pero respetuosos con el veredicto de las urnas. Se manifiestan contra la corrupción de los saurios que sestean dentro de la gran charca después de haber vaciado los bancos y las Cajas de Ahorros. Solo por esa prestancia ética y ese buen deseo de transformar el país, deberían ser oídos estos jóvenes, pero desde el momento en que el tsunami empieza a amenazar los privilegios de la “casta”, como se dice ahora, otra vez comienza el vocabulario de pólvora de la que guerra civil. Volver a las andadas, la España negra, el populismo que no va a ningún sitio, la dialéctica de las pistolas, el destino de las urnas deben ser rotas, son expresiones famosas que vuelven a estar en el subconsciente de los españoles. Sin embargo Pablo Iglesias habla de cambio, de sueño a lo Luther King, de terminar con una democracia para unos pocos. Aquí hubo una cita histórica muy bien traída. Se refirió al vergonzante papel de las clases altas con motivo de la guerra de la Independencia. ¿Quién paró los pies a Napoleón? Fue el pueblo llano. Bien puede el PP hablar de manipulaciones; estos jóvenes airados vienen a llenar un vacío.







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