Puntos,pero de sutura

Sí, ya sé que existen asuntos más graves y determinantes que los tres puntos de sanción que ha impuesto o quiere imponer (hasta en eso hay lío) la Real Federación Española de Fútbol a la UD Almería por una presunta irregularidad administrativa en un fichaje. Evidentemente hay cuestiones de mayor interés para el conjunto de los almerienses, pero si al final de temporada se produjera (Dios no lo quiera, etcétera) un descenso que podría haberse evitado con esos famosos tres puntos, excuso anticiparles el nivel de disturbio e insurrección callejera. Almerienses incapaces de mover el esternocleidomastoideo para renegar y musitar algo cuando les hablan del AVE, del materno-infantil o de los precios agrícolas, serían capaces de tomar las calles y convertir al Paseo en un escenario de furia tal que, a su lado, la Franja de Gaza podría confundirse con un sanatorio suizo. Pero no se ría, porque el asunto es más serio de lo que parece. Y es que lo que pone de manifiesto este asunto (además de la falta de puntería de nuestros delanteros) es la arbitrariedad de una federación de bien acomodados directivos, que se muestran obsequiosos y agradables con los equipos más poderosos e inflexibles y minuciosos con equipos que, como el Almería, prefiere ser comedido en sus inversiones para mantener unas cuentas equilibradas y correr innecesarios riesgos de grandes deudas. Sorprende y enoja que un estamento como la RFEF pretenda escenificar su cuota de respeto fiscal crujiendo a un equipo humilde como el Almería, mientras que sistemáticamente mira hacia otro lado cuando hay que aplicar el peso de la ley a equipos que son seguidos por millones de aficionados y unos cuantos inspectores de Hacienda. En una competición como la Liga de Fútbol Profesional produce asco y pena que se pueda llegar a quitar en los despachos lo que tantísimo cuesta ganar en los terrenos de juego. Así que me temo que si faltan esos tres puntos para mantenerse, finalmente habrá puntos, sí, pero de sutura.