Determinadas personas Amat dice que la Junta no actúa en determinadas viviendas ilegales

En el pleno de la Diputación Provincial su presidente decía, sentado tranquilamente en el sillón de la presidencia, que la Junta de Andalucía no actúa contra viviendas ilegales de determinadas personas. Ojo, atento al parche: determinadas personas, dice el presidente. Lo que quiere decir que esas personas tienen nombre y apellidos, y me atrevería a asegurar que se trata de señores y señoras con relevación social y política. No voy a dar nombres, manifestó don Gabriel. Mal hecho. Debió darlos. Debe darlos. Sería una obligación darlos. Si un político, en este caso presidente de una institución provincial, de un ayuntamiento y de un partido conoce que se está cometiendo una ilegalidad su obligación es denunciar ante la Justicia ese hecho y darlo a conocer a la opinión pública. Esa opinión pública que les paga el sueldo cada mes, les pone coche, chofer y gasolina, paga sus dietas de viajes, sus minutas en los restaurantes y lo que se tercie.

¿Por qué no da a conocer el señor Amat el nombre y apellidos de esas determinadas personas con casas ilegales que él parece saber y a las que la Junta trata con distinta vara de medir? ¿Al no dar la información está buscando don Gabriel algún acuerdo en los bajos fondos? ¿Está jugando al cambio de cromos? Si no nos da los nombres de esas determinadas personas a las que está beneficiando la Junta pensaremos, y esteremos en nuestro derecho de hacerlo, que se guarda ese as en la manga para cambiarlo ante cualquier otra eventualidad que le pueda afectar a usted o a algunos de sus compañeros. ¿Y con estos mimbres quieren ustedes que confiemos en sus políticas, sus partidos y sus señorías? Entenderá que nos cueste trabajo. La Junta viene solicitando a la justicia que se ejecuten las sentencias y por lo tanto el derribo de las viviendas, pero según don Gabriel parece que no a todas las sentencias se les pide su ejecución, por lo que algunas construcciones están siendo beneficiadas por la Junta. Y don Gabriel conoce a esas determinadas personas a las que beneficia la Junta. Pero no nos quiere dar los nombres. Una pena. Se ha enrocao el hombre.  

Mi amigo Aurelio lleva casi veinte años solicitando que se ejecute una sentencia en Cabo de Gata, y que si quieres. El juzgado así lo ratifica, pero la Junta se lo pasa por el forro de sus caprichos.