El Teatro Cervantes es propiedad del llamado Círculo Mercantil e Industrial, una activa sociedad almeriense en el pasado siglo, protagonista del desarrollo social y económico de nuestra ciudad. En 1921 materializó las aspiraciones de aquella burguesía ilustrada de poseer un edificio noble para dedicarlo a actividades culturales y recreativas. El arquitecto Enrique López Rull diseñó en 1898 esta construcción monumental, declarada hoy Bien de Interés Cultural.
“El Circulo” es conocido en Almería solo por los que cumplimos muchos años, debido a que sus sucesores lo convirtieron en una sociedad inerme, cerrada, exclusivista, sin la más mínima influencia social, y sin evolucionar con los tiempos ni dar paso a las nuevas economías del tejido almeriense. Por eso carecen de la más elemental base económica para mantener un edificio catalogado tal como la Ley le obliga. La función que debe ejercer esta sociedad, no existe y se limitan a mantener a ultranza una propiedad para sus socios y no para los almerienses tal y como sus antecesores prometieron. El Teatro fue explotado durante décadas por una empresa comercial en régimen de alquiler que al menos respetaba el edificio. Después fue agredido de forma insolente al convertir su hall de entrada en un pub de copas, con el apoyo de los gobernantes de la Junta de Andalucía. No conforme con esta mediocridad, a primeros de este siglo, la sociedad intentó hacer del Teatro una discoteca. Lo evitó un gobierno de izquierdas municipal que se negó a dar licencia para este uso desde la concejalía gestionada por IU. Posteriormente, el PP en el Ayuntamiento, invirtió una gran suma de las arcas municipales para arreglar el tejado y fachada del edificio . La Sociedad lleva décadas sin aportar nada a Almería, y nunca ha mostrado su agradecimiento público a los almerienses por las ayudas recibidas. Actúa como un casero egoísta, envileciendo la herencia dejada por sus antecesores que ellos suplantan sin mérito alguno.
En estos días preelectorales, el Alcalde y el Circulo pretenden firmar un convenio que deje la explotación, y no la propiedad, al Ayuntamiento, a cambio de inversiones en obras de rehabilitación que supondrán otro coste a fondo perdido que beneficia a los indolentes propietarios. Estos caseros, cuyos directivos han olvidado sus funciones, la de un Círculo Mercantil e Industrial, no son más que unos usurpadores de aquel legado. Nada tienen de “proyección mercantil e industrial” ¿Alguien en Almería conoce aportaciones, opiniones o actos que hayan organizado estos propietarios en pro del comercio, las empresas o la industria almeriense en los ultimos cincuenta años? Eso si, lo componen vetustos apellidos de una clase media añorante almeriense muy cercana a nuestro Alcalde.
Nuestro regidor ha gastado en esta corporación unos cinco millones de euros públicos en compras de edificios a conocidas familias. Y ahora, en vez de adquirir la propiedad de un bien tan singular mediante un expediente de expropiación por incumplimiento en mantenerlo, sale de nuevo al rescate de los privados con el dinero de todos. ¡Nos están costando mucho los amigos de D. Luis!
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