¡Hala! Vengan cracks al Madrid. El orgullo madridista no puede ser chafado ni siquiera por dinero. Aviven el seso y despierten los ojeadores a la búsqueda de nuevos genios cuesten lo que cuesten. En realidad el capitalismo de amiguetes necesita un correlado futbolístico pues España, un país con cinco millones de parados, no podría vivir sin una tenue esperanza de fin de semana, Pobre esperanza: un balón que entra fortuitamente en un marco, un difuso fulgor de las masas que pronto se disipa, un pequeño prestigio mediático de ser el mejor equipo del mundo, Además está el Barcelona. Hay que competir. ¿ Qué se han creído esos catalanes? Esta prisa por ser el mejor no le deja tiempo al Madrid para poner en marcha la factoria de los Einstein baloneros.. Hay sí, jovencitos que apuntan maravillas pero la competencia impide esperar que maduren. Asi que es necesario comprar otros sin miedo a la congestión. Organizar el mediocampo, tormento tacticista de los entrenadores. Sobran prima donna y faltan pecherones del desgaste. Por eso los canteranos que apuntan se tienen que ir a otra parte. No pueden esperar en la mejor edad productiva. ¿Y qué pasa? A veces el azar hace carambolas cabreantes.. Morata,el chico olvidado de la factoria blanca se ha cargado de un peñazo y sin quererlo al Goliat del orgullo madridista. Las publicaciones especializadas comentan extrañadas : ¡Coño, Morata tenía que ser!.Y qué quieren. Al Madrid le ocurre como a esos coches de superlujo que si se averían no existe en el mercado piezas de recambio. Preferible buscar otro modelo a peso de oro, qué mas da. No me extrañaría que este mismo verano comenzara el rastreo de entrenadores por la galaxia extranjera. Hay en el ambiente como una filosofía tácita que inspira a Florentino Pérez. Y es que este país tiene demasiados problema socioeconómicos y de todo tipo. En consecuencia, es ineludible la solución del futbol para el entretenimiento mental de la gente. Por si fuera poco, todo el desastre organizativo del deporte español amenaza con una huelga general de calzoncillos , camisetas y botas caídas. ¡Pero adónde vamos a parar, señores prebostes del balón redondo! ¡Los desahucios son malos, pero anda que la soledad en los palcos!
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