Las negociaciones de los partidos con vistas a un pacto se hacen cada día más difíciles y asilvestradas. Para pactar hace falta voluntad de acuerdo, pero si cada vez se encabrona el diálogo y nadie da su brazo a torcer, tenemos el absurdo de querer andar sin dar un paso . Los grupos emergentes son agrupaciones sin demasiada solera en el mercadeo. Y por eso se hacen fuertes pidiendo la luna. ¿Ustedes creen que se le puede exigir al PSOE en esta coyuntura que dé un giro de 180 grados? ¿Y el PP podrá suscribir un pacto anticorrupción cuando dos días antes de las elecciones le salen imputados de la escandalera Púnica? ¿ Quién podrá obligar a las empresas a que se alejen de los desahucios aunque éstos sean contemplados por la ley? Esta madeja de líneas rojas endurecen las negociaciones y poco a poco nos acercamos al clima andaluz que lleva varios meses sin que la racionalidad del poder aparezca. Allí parece que hubiéramos retrocedido a los hombres de las cavernas, incapaces de abandonar el hacha y el pedrusco y sentarse a ver qué más conviene al bien general de la tribu. Una de las cosas que más me llaman la atención es que ninguno de los cuatro partidos aluda a la necesidad de entenderse,al patriotismo, diríamos si la palabra no estuviera totalmente desacreditada. Ciudadanos es una fuerza de centro derecha; su pareja para pactar sería sin género de duda el PP. Pero Albert Rivera necesita alejarse de la corrupción (vade retro, satanás) y por eso se lo pone difícil a la candidata Cifuentes. Podemos es otro asunto. Desde que aparecieron, la derecha de este país entrevió que el joven de la coleta sería su enemigo natural. De ahí que le faltara tiempo para relacionarlo con todas las fuerzas infernales del siglo pasado, o sea el comunismo, el bolivarismo y la barbarie estalinista. En la manifestación antifascita de estos días sonaron delicateses de este tenor: “Rojos de mierda, os vamos a quemar vivos”. Así no se prepara uno para dialogar. Pablo Iglesias tiene otra dificultad y es que no tiene prisa y además su meta final es sustituir al PSOE. Cuesta cooperar con quien queremos que desaparezca del mapa y se venga pronto a pedir auxilio a nuestras filas. Ya que no podemos pedir un frente de izquierdas que por lo menos cunda la lucidez entre los primos hermanos.
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