Las líneas rojas

Kayros
01:00 • 03 jun. 2015

Las negociaciones de los partidos  con vistas  a un pacto se hacen  cada día más difíciles y asilvestradas. Para pactar hace falta voluntad de acuerdo, pero si cada vez  se encabrona el diálogo y nadie  da su  brazo a torcer, tenemos el absurdo de querer  andar  sin dar  un  paso . Los  grupos emergentes   son agrupaciones sin demasiada  solera    en el mercadeo. Y por eso se hacen fuertes pidiendo la luna. ¿Ustedes  creen que se le puede   exigir  al PSOE  en esta coyuntura que dé un giro  de 180 grados?  ¿Y el PP podrá  suscribir un pacto anticorrupción cuando dos días   antes  de las elecciones le salen  imputados de la escandalera Púnica? ¿ Quién  podrá obligar a las empresas a  que se alejen  de los desahucios aunque éstos sean contemplados por la ley? Esta madeja de líneas rojas endurecen las negociaciones y poco a poco nos acercamos al clima andaluz  que lleva varios meses sin que  la racionalidad del poder  aparezca. Allí  parece que hubiéramos retrocedido  a los hombres de las cavernas, incapaces de abandonar el hacha  y el pedrusco  y sentarse a ver qué más conviene al  bien  general de la tribu. Una de las cosas que más me llaman la atención es   que ninguno de los cuatro partidos aluda  a la necesidad de entenderse,al patriotismo, diríamos si la palabra no estuviera totalmente desacreditada. Ciudadanos es una fuerza de centro derecha; su pareja para pactar sería  sin género de duda el  PP. Pero  Albert  Rivera  necesita  alejarse  de la corrupción (vade retro, satanás) y por eso se lo pone difícil a la candidata Cifuentes. Podemos es  otro  asunto. Desde que aparecieron, la derecha  de este país entrevió que  el  joven de la coleta  sería  su enemigo natural. De ahí que le faltara  tiempo para relacionarlo con todas las fuerzas infernales del siglo pasado, o sea el comunismo, el bolivarismo  y la barbarie estalinista. En la manifestación antifascita de estos días sonaron  delicateses  de este tenor:  “Rojos  de mierda, os vamos a quemar vivos”. Así no se prepara uno para dialogar. Pablo  Iglesias tiene otra dificultad y es que no tiene prisa y  además  su meta final es sustituir al PSOE. Cuesta cooperar con quien queremos que desaparezca del  mapa y se venga pronto  a pedir auxilio a nuestras filas. Ya que no podemos pedir un frente de izquierdas que por lo menos cunda la lucidez entre los primos hermanos.







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