En el Plan Andaluz de la Bicicleta se dice que en Almería sobran coches, por eso tanto desde el Ayuntamiento como desde la Junta de Andalucía se ha apostado por una movilidad más sostenible y, causa de ello, es que la ciudad se va transformando poco a poco para fomentar el uso de la bicicleta. Para ello ha iniciado una serie de obras para aumentar los desplazamientos en este medio. Las obras están siendo polémicas por falta de comunicación, participación, concienciación, divulgación etc., tanto por parte del Ayuntamiento de Almería como por la Junta de Andalucía. Desde los colectivos ALPEDAL y Doble Fila están cubriendo este vacío que tendrían que haber propiciado las administraciones.
Muchas ciudades, como Sevilla y Málaga, ya dieron el paso y ahora están orgullosas de la apuesta, porque el uso de la bicicleta beneficia a todos ya que favorece una ciudad saludable en todos los aspectos: sanitarios, medioambientales, económicos y de sociabilidad, según nos indica la Mesa Nacional de la Bicicleta en su documento: “Subámonos a la bici en la ciudad”. En la actualidad ya nadie pone en duda estos beneficios del uso de la bicicleta. La construcción de estos viales permitirá un uso más seguro, tanto si es deportivo, recreativo o como medio de transporte cotidiano. Además la European Cyclists Federation, en diciembre 2014, publicó un estudio sobre la creación de empleo que tiene la economía de la bicicleta, para España estimaron unos 36.603 nuevos empleos, de los cuales 28.937 de estos se generarían en la industria del turismo en bicicleta. Otro estudio, esta vez de la Universidad de California publicado en la web road.cc, demuestra que invertir en infraestructuras para ciclistas y transporte público incide en beneficios económicos para toda la ciudad, concretando que de cada 1,38 euros invertidos en infraestructuras revierten a la ciudad 17,95 euros, sin contar con la mejora de la salud de la población por existir menos contaminación ambiental. Por tanto, el Ayuntamiento no sólo tendrá que implicarse en el fomento de la bici con las obras, tendrá que implicarse de lleno poniendo más iniciativas en marcha, que van desde la creación de un Observatorio Municipal de la Bicicleta para fomentar las buenas prácticas con atención a peatones y ciclistas, participación pública, itinerarios peatonales, ciclistas y escolares, educación vial, rutas biosaludables, sensibilización, etc.; formar parte de la Red de Ciudades por la Bicicleta en la que se plasman las mejores prácticas para la bicicleta y el caminar; Ordenanzas Municipales para dar efectividad al fomento de la misma, por ejemplo como propone ALPEDAL, con una ordenanza para peatones y ciclistas además de otra para la edificación y urbanización –tanto en obras públicas como privadas-; integración de la bicicleta en la movilidad, con recorridos cómodos y aparcamientos para sentirse respetados; Intermodalidad entre el transporte público para conectar, conteniendo la dependencia excesiva del coche; formación y promoción del uso de la bicicleta para aprender a ir y circular en bici, además de conocer las normas de circulación; Plan de apoyo para toda la economía que gira en torno a las bicicletas como la bicimensajería, ciclismo deportivo y cicloturismo; desarrollo de aplicaciones para móviles, alojamientos para ciclistas, etc.; planes de movilidad en centros educativos, Universidad, empresas, etc. y, sobre todo, la participación activa que es indispensable para que la ciudadanía esté involucrada en la inserción de la bicicleta como vehículo clave de una movilidad sostenible.
Dijo la Comisión Europea, en el año 2000, en el informe “En bici, ciudades sin malos humos” que el uso de la bici es menor en los países meridionales porque su imagen está asociada con frecuencia como juguete infantil o artículo deportivo. Y desde ALPEDAL han comenzado una campaña de concienciación en la que los usuarios pueden argumentar el por qué cambian el uso del coche por la bici. Tan sólo decir que la participación se aprende participando y recordar las palabras de M. Wallströn, ex-comisaria de Medio Ambiente de la Unión Europea, “los peores enemigos de la bicicleta no son los coches, sino los prejuicios”.
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