Corrupciones

“No hace mucho nos encontramos que el presidente del Tribunal Supremo era un militante de cuota del PP”

Kayros
23:43 • 23 jul. 2015

Con su sombrerito de palma, demasiado serio y con los bienes bloqueados se va Rodrigo Rato de vacaciones. Las noticias dicen que no ha querido responder al interrogatorio del juez por desconocer todavía el informe teniendo en cuenta los últimos documentos extraídos de su despacho. Rato se queja de no saber por qué y de qué le investigan. La oposición exige una explicación a Rajoy en el Parlamento pero el rodillo de la mayoría absoluta es implacable. De modo que así están las cosas en el ardor del verano. Otra cosa es la operación Púnica a la que le aparecen también siniestras ramificaciones. Dice el fiscal que ante Granados se postran reverentes políticos y toda clase de oscuros logreros. Y luego tenemos el caso Gürtel de cuya complejidad y resultados finales hablaremos largamente en los meses que vienen. Es noticia el movimiento de jueces que ha de ocuparse de los casos de corrupción. Como no puede ser de otra manera, cada partido en el poder escoge a su afines. No hace mucho nos encontramos con la noticia de que el presidente del Tribunal Supremo que era militante de cuota del PP. Si hay algo que distingue a la derecha de la izquierda es la cantidad de profesionales que cada partido acoge. No digo que la justicia esté politizada ni que los jueces sean parciales, pero sí es cierto que cada familia politica maneja a sus preferidos de cara a los casos de corrupción. Se habla, por ejemplo, del juez progresista y del juez conservador sin que se escandalice nadie a estas alturas. Últimamente dentro del PP suele comentarse que la corrupción ha hecho demasiado daño al partido. Claro, entre romper ordenadores para ocultar información y librarse de Bárcenas por lo que pudiera sugerir, han sido meses de mucha trilla. Había todos los días que desmentir rápidamente financiaciones ilegales y contabilidades b. Ni Rafael Hernando ni Floriano daban abasto en su portavocía par arreglar los infundios que publicaban los radicales. Ahora llega un tiempo al que llaman Nueva Era. La recuperación, según explica el presidente. es ya definitiva. No entro en la precariedad ni en la cualidad temporal de los contratos. Dilatados convenientemente en el tiempo, los casos de corrupción pueden aparecen como menos graves.







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