Con la del domingo son cinco veces consecutivas en que el PP ha sufrido un severo batacazo electoral. Y como ocurriera antes, aparece Aznar con el látigo en la mano arremetiendo contra Mariano Rajoy . “ El peor escenario posible”, piensa el ex presidente de cara a las generales.
Recordemos que Aznar nos metió en la guerra de Irak; que en el sangriento desastre de los trenes de Atocha intentó confundir al pueblo español derivando la culpa hacia ETA; que casó a su hija en el Escorial con asistencia de Belusconi y de Francisco Correa, y que promocionó a Ana Botella a la alcaldía de Madrid. El día que abandonó la Moncloa alabamos su alejamiento voluntario del poder como un raro ejemplo para futuros presidentes. Pero tal vez exageramos: Aznar no se fue en realidad. Le gustaba quedar como la reina madre, providencia amorosa del partido con tiempo suficiente para ganar mucho dinero con conferencias bien remuneradas. Asi creó FAES después de señalar con el dedo a Mariano Rajoy como su gran lugarteniente. Se dijo entonces que el señalado para el cargo era Rodrigo Rato. Nadie conoce los caminos del Señor. Comparar lo que pudo ser entonces con lo que es ahora mismo produce escalofríos. Dice Aznar que después de cinco avisos del electorado, Mariano ya no puede desoír lo que le está pidiendo el pueblo.
Tengo la impresión de que es el propio Aznar quien carece oídos. Ya no vivimos en el auge del bipartidismo. Han aparecido otros partidos y otras propuestas. Se habla de vieja y nueva política. Que yo sepa Aznar no ha hablado nunca de la corrupción de su partido. Parece poco decente presentarse de nuevo ante el elector y pedirle el voto con lo que sabemos de Gurtel, Púnica, contabilidades B y otros escándalos. Dicen que Mariano Rajoy está tocado con lo de Cataluña, pero por lo menos aquí no se le rebelan los jóvenes sino los viejos barones. La vieja política contra la nueva. Precisamente las agrupaciones emergentes, como Podemos o Ciudadanos, no paran de denostar esa visión de la realidad. Y es normal que lo primero que pidan como condición es que el PP abandone la Moncloa. ¿Quién estará en lo cierto? ¿Albert Rivera o Esperanza Aguirre?
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