Carta a los Reyes Magos

`En estos momentos, creo que las siglas políticas son los menos importante`

Juan Megino
01:00 • 09 ene. 2016

Sí, ya sé que el día de Reyes ya pasó. Por cierto, magnífica la cabalgata de esa noche en Almería, a satisfacción plena de los miles de almerienses y visitantes que nos echamos a las calles para comprobar que, un año más, se han respetado las tradiciones, al contrario de lo sucedido en muchas ciudades españolas.
Pero a lo que íbamos. Pareciera trasnochado dirigir una carta a los Reyes Magos una vez superada su fiesta. 
Sin embargo, los Reyes que además de ser magos son sabios, entenderán fácilmente el por qué de mi petición en estos momentos. Por todos los ciudadanos, es conocida la coyuntura actual en que se desenvuelve  la política española tras las elecciones del pasado 20 de diciembre. También conocemos que, tras los resultados producidos, las múltiples combinaciones que, en teoría, pueden darse para conformar un Gobierno que pueda trabajar por los intereses nacionales, por encima de personalismos, egoísmos e intereses partidistas. Por ello, mi carta a los Reyes Magos tendría una única petición, que, aún difícil de alcanzar, podría estar en condiciones de ser concedida. 
De no ser a los Reyes, a quién se puede hacer esta petición, aunque pueda parecer imposible.
Sólo se trataría de trasladar a aquellos ciudadanos de buena fé que en estos momentos, en los próximos días e incluso meses venideros, estén negociando, sean capaces de llegar a puntos razonables de encuentro, partiendo, única y exclusivamente, de los elementos que unan en un proyecto de Estado, dejando al margen aquello que les pueda separar.
En estos momentos, creo que las siglas políticas son lo menos importante. Tampoco debiera serlo los agravios del pasado más o menos reciente que, unos y otros, puedan poner encima de la mesa y que hagan imposible llegar a acuerdos que garanticen principios fundamentales. 
La unidad de España, el respeto a la Ley y la búsqueda de soluciones conjuntas para resolver los problemas que angustian a la sociedad española, son clave. El paro, la corrupción que a todos afecta, la situación económica, la seguridad de todos frente al terrorismo amenazador, etc.  
Para llegar a esos puntos de encuentro, sólo es necesaria generosidad para renunciar a cuestiones no básicas de los programas, llegar a un programa común, con un horizonte de aplicación en un plazo fijado de antemano y la elección de las personas adecuadas que puedan llevarlo a cabo.
Esto es lo que podemos pedirle a los Reyes Magos. 
Deben de ser capaces de hacer recapacitar a los dirigentes de los Partidos sobre lo que realmente se está jugando España en estos momentos. Qué piensen en los demás por encima de otros intereses, más ó menos legítimos. Un Gobierno en funciones, cuestionado por unos resultados electorales que han constituido un indudable castigo, no debe estar mantenido más de lo necesario. 
Justo el tiempo preciso para que ninguna sigla sufra en demasía, ni que tenga que renunciar a sus principios y, si al final, los personalismos hacen imposible esos buenos propósitos, está claro que esa, o esas personas, deberán dar un paso atrás, dejando paso a aquellas otras que tengan mayor capacidad de entendimiento y que hayan sido capaces de dejar de mirar por el retrovisor de la historia.
Ahora, pasado el día de Reyes, en los que sus Majestades no van a estar tan ocupados trayendo los juguetes a los niños, es posible que, con su sabiduría y su poder, lleguen a las mentes de esos políticos que, en general, son razonables o al menos deben parecerlo. Entre todos lo agradeceremos. 
 







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