El estigma de Palomares

`La desinformación que ha planeado sobre este enclave se ha mantenido prácticamente hasta nuestros días`

23:24 • 18 ene. 2016

El accidente nuclear de Palomares, en Cuevas del Almanzora, que ahora cumple 50 años, ha supuesto para los habitantes de esta pedanía un trauma difícil de superar.
Recuerdo que en el año 1986, recién llegado a Almería, acudí como periodista de La Voz de Almería a realizar un reportaje sobre este siniestro, que había provocado infinidad de reacciones en todo el planeta, y ríos de tinta en todos los medios de comunicación del mundo occidental, excepto en España.
Se cumplía el 20 aniversario de la caída de las cuatro bombas termonucleares sobre una pequeña población costera del sureste español, olvidada, hasta entonces, por las autoridades de la nación, que subsistía gracias a una agricultura tradicional de secano. 
Descubrí que, sobre el accidente nuclear, que hasta el suceso de la localidad de la antigua Unión Soviética de Chernovyl, que tuvo lugar tres meses después de mi visita a Cuevas del Almanzora, Palomares estaba considerado por los expertos el siniestro de estas características más importante ocurrido en una zona habitada desde las bombas de Hiroshima y Nagasaki, en la Segunda Guerra Mundial.
Cuando comencé a hablar con los habitantes de la población afectada, me encontré con un recelo y un secretismo impenetrable. Eran muy pocos los que se atrevían a hacer comentarios sobre sus vivencias del día del accidente y de los días posteriores al mismo. 
La España de la dictadura de Franco, con la dirección del ministro de Información y Turismo del año en que se produjo el fatal siniestro que costó la vida a un grupo de aviadores norteamericanos, Manuel Fraga, había marcado como un estigma a las ciudadanas y ciudadanos de Palomares.
Me sorprendió el miedo que, todavía, después de dos décadas, reinaba en las conciencias de las mujeres y los hombres que fueron testigos de aquellos hechos. 
Los pocos que eran capaces de hablar conmigo, lo hacían con miedo y con cautela, y me daban la impresión que tenían sentimientos de culpabilidad, cuando en realidad ellos eran las víctimas de lo ocurrido.
La desinformación que durante muchos años ha planeado sobre este pequeño enclave de la provincia de Almería se ha mantenido prácticamente hasta nuestros días. Es cierto que hubo que esperar cinco años más para que el Pentágono estadounidense descatalogara los documentos en torno a este accidente.
Hoy en día, todos sabemos que, los Estados Unidos, realizaba, en pleno vuelo y sobre el cielo de Almería, la difícil maniobra de aprovisionamiento de los cazas que cada día se aproximaban desde suelo occidental hasta la frontera del bloque soviético, provistos de armas nucleares mortíferas, como ejercicio obligatorio de la alerta de la guerra fría, que durante muchos años mantuvieron americanos y soviéticos.
También sabemos que los españoles desconocían el peligro que cada mañana se producía sobre sus cabezas.
El accidente se contó en todo el mundo menos en España. Donde este secreto se mantuvo prácticamente oculto a excepción de algunas pequeñas reseñas en los diarios. 
Palomares y Cuevas del Almanzora fueron recompensados con algunas obras inservibles en la época, como la desaladora construida por el ejército yanqui en la playa de la pedanía, que en mi visita de 1986 estaba cerrada y abandonada. Por grupos, a los vecinos se les llevaba todos los años a las instalaciones del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y tecnológicas, CIEMAT de Madrid, para hacerles reconocimientos médicos. También se insistió hasta la saciedad que no existía contaminación y que para sufrir los efectos de la radiación, habría que comerse dos toneladas de los tomates que se cultivaban en la zona.
Hoy, después de 50 años, sabemos que todavía existe contaminación. Que en algunos lugares llega a seis metros de profundidad y que habría que remover 50 mil metros cúbicos de arena para erradicarla totalmente. Los americanos han dicho que se la llevarán, pero aún no sabemos cuándo.
Y para colmo, la fiscalía ha decidido archivar la denuncia presentada por Ecologistas en Acción al asegurar que ha prescrito el asunto. Pero, lo realmente peligroso, es que todavía se nos pone cara de tontos cuando sabemos lo que han jugado con nosotros con el tema Palomares. 


 







Temas relacionados

para ti

en destaque