Desde que estalló la crisis económica hemos comprobado cómo el paro registrado entre las mujeres almerienses ha ido aumentando de manera progresiva hasta superar con creces al de los hombres. De tal manera que según la última EPA, la referida al cuarto trimestre de 2015, el paro femenino en nuestra provincia se ha situado 8 puntos por encima del masculino. Este dato da una idea de la desigualdad que ha terminado creciendo en nuestra sociedad como consecuencia de las políticas aplicadas por la derecha, y subraya que son mayoritariamente las mujeres, junto a los jóvenes, quienes ven frenadas sus expectativas a la hora de encontrar un empleo, de mantenerlo o de percibir un salario justo.
La mujer ha sido, en este contexto, doblemente castigada. Por un lado, porque la brecha salarial ha seguido creciendo - una mujer tiene que trabajar 84 días más al año para cobrar lo mismo que un hombre- y, por otro, porque la reforma laboral de Rajoy se ha cargado la conciliación de la vida familiar y la vida laboral. Además, los recortes en materia social aplicados por el Partido Popular han tenido una especial incidencia entre las mujeres almerienses: más de 5.000 cuidadores de dependientes –la mayor parte mujeres- que vieron reconocido su trabajo mediante la bonificación de la Seguridad Social, salieron del sistema tras cargarse el Ejecutivo central de forma unilateral y – cómo no - por decreto, la medida aprobada por un gobierno socialista en 2007.
En nuestra provincia, se da, así mismo, otra circunstancia a la que no podemos ni debemos dar la espalda y que afecta a miles de mujeres. El 80 por ciento del sector del manipulado de frutas, hortalizas y flores - es decir, la mayor parte de los cerca de 25.000 trabajadores que se emplean en esta actividad - son mujeres. En estos días, de la mano de sus representantes sindicales, están negociando un nuevo convenio colectivo. En ese marco, los socialistas le hemos mostrado nuestro apoyo y hemos pedido a la patronal del sector que sea sensible con estos trabajadores y trabajadoras para poder avanzar en igualdad entre hombres y mujeres dentro de los almacenes, para avanzar en la conciliación de la vida laboral con la vida familiar y, por supuesto, para que ganen en estabilidad laboral.
Es evidente que tenemos por delante una ardua tarea para devolver a los trabajadores los derechos que se han perdido en estos años. La fórmula pasa también porque el nuevo Gobierno derogue la Reforma Laboral, apruebe un nuevo Estatuto de los Trabajadores y ponga en marcha medidas concretas para acabar con esa vergonzante brecha salarial.
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