Las organizaciones hortofrutícolas y ganaderas españolas no encuentran el consenso sobre el impacto que el tratado de libre comercio firmado por la Unión Europea y Canadá, más conocido como CETA, puede tener sobre los intereses del sector. En declaraciones a Efe, Cooperativas Agroalimentarias, Asaja, COAG y UPA han mostrado diferentes puntos de vista acerca de este acuerdo de inversión firmado el pasado 30 de octubre en Bruselas.
Optimismo moderado
Gabriel Trenzado, director de relaciones internacionales de Cooperativas Agro-Alimentarias, ha pedido "prudencia" ya que, aunque cree que el acuerdo tiene aspectos positivos, hay que estar atento a su aplicación y gestión. Gabriel ha destacado el potencial que supone esta apertura del mercado canadiense para productos "con clara vocación exportadora, como el aceite de oliva, la aceituna de mesa o el vino".
El también director de relaciones internacionales de Asaja, Ignacio López, cree que el CETA beneficia productos como los hortofrutícolas, quesos, galletas, aceites o derivados cárnicos. Ignacio López piensa que, sin embargo, las concesiones a Canadá podría tener un impacto negativo sobre el sector ganadero español.
Críticas
El representante de la comisión ejecutiva de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) Andoni García ha expresado su preocupación por la diferencia existente entre el modelo productivo canadiense y el europeo, sobre todo en lo que al sector ganadero se refiere. La eliminación de ciertos aranceles que limitaban el comercio entre países desaparecerá, lo que supondrá la entrada en la Unión Europea de 50.000 toneladas de vacuno canadiense.
COAG también muestra su desacuerdo ante el sistema de tribunales privados de arbitraje previstos en el CETA, uno de los puntos que han sido más criticados sobre este convenio comercial. La organización, que ofrece sus servicios a más de 150.000 agricultores y ganaderos españoles, no comparte este mecanismo por el cual se crean tribunales especiales para mediar en posibles conflictos entre los Estados y los inversores. Cabe recordar que este fue el principal motivo por el cual Valonia, la región belga, se opuso a la firma del acuerdo, lo que puso en serio riesgo el avance de las negociaciones, y que la sociedad civil almeriense se movilizó contra el tratado.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) también se ha posicionado en contra del CETA. Su secretario de relaciones internacionales, José Manuel Rocha, cree que el campo se ha utilizado como "moneda de cambio" en el acuerdo, lo que tiene un impacto negativo desde el punto de vista agroalimentario. UPA cree además que existe una manifiesta falta de reciprocidad en el acuerdo, privilegiando a las "grandes empresas" sobre los pequeños y medianos agricultores y ganaderos.
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