Aunque ya han pasado más de diez años de la conocida como 'Revolución Verde' en el campo almeriense, que supuso la introducción masiva de control biológico en los cultivos, este tema aún sigue siendo foco de debate y de constante intercambio de opiniones. El pasado viernes, los asistentes a las jornadas 'Avance en el control biológico', organizadas por Cajamar y Coexphal, abarrotaron el salón de actos del 'Edificio de las mariposas' como muestra del interés que este asunto despierta entre las personas relacionadas con el sector hortofrutícola almeriense.
Los distintos invitados a la conferencia expusieron, ante un público eminentemente joven, el estado actual, los retos y las oportunidades para continuar y mejorar la aplicación de estas técnicas de protección de cultivos. En definitiva, una jornada que aportó mucha luz sobre el uso de insectos auxiliares para el control de plagas y que por su intensidad y extensión sería difícil de resumir en una sola noticia. Por este motivo, hemos elegido algunas de las claves de lo que se dijo en el evento, dividiendo la noticia en dos apartados.
Denominación de origen. Reivindicar la producción integrada en la agricultura almeriense significa defender una de las señas de identidad de esta durante las últimas décadas. Para entender la dimensión de lo que ha supuesto la producción integrada, José Eduardo Belda Suárez (Koppert) recogió algunos titulares procedentes de prensa tanto nacional como internacional de hace diez años, coincidiendo con algunas crisis alimentarias focalizadas en el suministro de frutas y hortalizas almerienses. No hace falta recordar el ensañamiento al que la agricultura de la provincia fue sometido debido a la presencia de químicos no homologados en algunos productos. Hoy en día, los alimentos almerienses son reconocidos en los mercados europeos por su calidad y bajo contenido de residuos, de lo que el control biológico es un responsable directo. Además, los datos no mienten: Rocío López Céspedes (Biocolor) mostró un interesante gráfico donde se aprecia que, desde 2007, coincidiendo en el tiempo con la implantación general de control biológico en los cultivos, la exportación de pimiento a Alemania (acuérdense de 2006) no ha hecho más que subir.
Promover incentivos al uso del control biológico. Una de las preocupaciones que compartían todos los presentes en el acto era el creciente estancamiento de la adaptación de los cultivos mediante técnicas de producción integrada. Este hecho, evidenciado por los ponentes, que ofrecieron contundentes cifras al respecto, es principalmente fruto de una relajación por parte del sector en el uso de estas herramientas. En este sentido, algunos ponentes como Ana Arévalo (Agrobio) recomendaron que las empresas comercializadoras ofrezcan bonificaciones especiales a aquellos agricultores que incorporan la fauna auxiliar como principal método de gestión de plagas y enfermedades en sus explotaciones.
Más económico, mejores resultados. Aunque el control biológico responde a las demandas de calidad y sostenibilidad medioambiental por parte de los mercados, su puesta en marcha es perfectamente defendible desde criterios económicos. En una tabla que mostraba la estructura de costes para el control químico y biológico de plagas por hectárea, se evidencia que el control biológico permite reducir a la mitad el gasto de emplear sustancias químicas en la misma extensión. Pese a la creencia extendida de que la suelta de auxiliares no es tan efectiva, se puso en evidencia que el control biológico es igual o más eficaz que los fitosanitarios no vegetales, además de las ventajas que tienen en el entorno donde el control biológico es la técnica dominante de control de plagas.
La tecnología como complemento al control biológico. Como todo encuentro en el que se cruzan ideas y argumentos, la mesa redonda no estuvo exenta de polémica. En concreto, Isidoro Huesca puso el acento sobre "las limitaciones" que el control biológico tiene para controlar enfermedades hasta cierto punto. "Cada invernadero concreto tiene un problema concreto", por lo que no existen fórmulas mágicas para acabar con las plagas, sino que hay que "conocer las condiciones de cada cultivo y actuar en consecuencia". Se citaba el ejemplo de algunas sueltas que, durante el verano pasado, fracasaron debido a que fueron usadas bajo condiciones de clima y humedad erróneas. En este sentido, Jan van der Blom, moderador del debate, se preguntaba acerca de si la adaptación tecnológica de los invernaderos (sensorización, robótica) podría ayudar a mejorar la eficiencia de la fauna auxiliar en el cultivo. Todos los invitados al debate coincidieron en este apartado.
Las plagas más nocivas. Antonio Robledo (Biobest) hizo una exposición de las cinco principales plagas en Almería, sus características y cómo combatirlas. Robledo incluyó en esta lista, de menor a mayor importancia, al pulgón, la mosca blanca, el trips, el creontiades y la araña roja.
Plantas reservorio. La introducción de bánkers, o plantas que actúan como soporte de fauna auxiliar, es una técnica que garantiza la preservación de los insectos auxiliares en los cultivos, así como su capacidad para multiplicarse y aumentar su población. Algo que ya de sobra conocido por los fieles a la producción integrada, pero que Manuel Pérez Cano (Biomip) se encargó de recordar, aportando datos que sostienen tales afirmaciones y de proponer un método para su instalación efectiva en el invernadero.
Método para combatir la araña roja. No es casualidad que Antonio Robledo (Biobest) clasificase la araña roja, antes considerada como 'plaga secundaria', como la primera plaga en incidencia en el campo almeriense. El insecto vector, que ha causado grandes estragos en los cultivos tempranos de pimiento, es a día de hoy uno de los principales enemigos de los agricultores de la provincia. Por este motivo, Ana Arévalo (Agrobio) hizo una exposición general sobre cómo combatir esta plaga utilizando herramientas de control biológico. El primer paso sería realizar una valoración de los focos de infección para decidir la estrategia a tomar. Sobre la suelta de auxiliares, Ana Arévalo recomendó liberar Phytoseiulus persimilis en las plantas afectadas y hacer un cordón de seguridad alrededor con Amblyseius andersoni en aquellos cultivos afectados por araña roja. En melón y sandía (cultivos de primavera), la responsable de Agrobio propuso sueltas generalizadas de swirskii y persimilis en focos.
Más controles en materia de seguridad alimentaria. Los controles de residuos LMR en las frutas y verduras comercializadas son cada vez más exhaustivos, siendo cada vez menor la cantidad de residuos permitida. Por si no fuera suficiente, muchas de las grandes cadenas de distribución europeas hacen análisis propios, exigiendo LMRs aún más bajos que los contemplados en las directivas europeas. Se trata, sin duda, de un gran incentivo comercial para extender el control biológico.
El técnico agrónomo: un perfil fundamental en el campo almeriense. "En Europa conocen que Almería es uno de los sitios con más técnicos de campo por hectárea cultivada, algo que valoran mucho". La frase, pronunciada durante las jornadas, permite comprender la importancia de esta figura en un sector que exporta calidad y seguridad como principal seña de distinción de sus productos. El gerente de Coexphal, Luis Miguel Fernández, quiso reivindicar la labor del ingeniero agrónomo ensalzando su labor de "correa de transmisión de información de la empresa al agricultor", además de ser un constante apoyo para los últimos. "El agricultor confía en los técnicos", añadió, destacando que estos pueden jugar un rol clave para la implantación definitiva de la lucha integrada en la producción hortofrutícola de Almería.
Presentación del Portagrano. Uno de los alicientes de la jornada estuvo en la presentación del Portagrano de la campaña 2016/2017. El autor de este vademécum de semillas, José Marín Rodriguez, presentó la 17º publicación de esta obra, una referencia para la agricultura de Almería. El libro, que surge de la necesidad de identificar y describir las variedades existentes tanto en Almería, como en España u otras partes del mundo, incluye 5.281 variedades de semillas y participan 52 empresas.
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