La crisis del calabacín vive en estos días su enésimo capítulo en una campaña que se preveía histórica debido a los altos precios vistos, pero que se recordará por las bruscas fluctuaciones en las cotizaciones de esta cucurbitácea..
La campaña de calabacín y berenjena encara su recta final con las cotizaciones en caída libre. Si parecía que semanas antes, estando a 30 céntimos por kilogramo, el calabacín y la berenjena habían tocado fondo, en los últimos días el calabacín ha bajado hasta los 0,15 €/Kg, “un precio que no cubre ni los costes de riego” declara Andrés Góngora, secretario general de Coag Almería.
“La oferta de calabacín en Almería es abundante. El elevado precio alcanzado por el calabacín durante los meses de invierno, intensificó los cuidados que las plantas recibieron en los meses invernales, lo que ha permitido que los cultivos alcancen la primavera con capacidad productiva, aunque con una calidad mermada. En el mes de marzo, estas producciones envejecidas se solapan con las primeras producciones de primavera, que ofrecen una calidad excepcional, pero encuentran un mercado saturado de género”. Esta es la explicación que el Observatorio de Precios y Mercados de la Consejería de Agricultura daba en el informe de la semana pasada sobre la continuada caída de los precios de esta hortaliza.
El sindicato Coag mantiene, sin embargo, que los mercados europeos no están saturados de este producto, sino que una vez que la oferta y la demanda se iguala, las cadenas distribuidoras ejercen su posición de fortaleza respecto a la comercialización. En última instancia, el gran damnificado es el agricultor que, viendo las buenas expectativas de campaña, decidió prolongar el ciclo de producción de este producto.
Una situación cuya gestión tiene mucho margen de mejora
Precisamente, en las jornadas que organizaron Asaja y Coag sobre los retos de las organizaciones de productores en la provincia de Almería, salió a la luz el porcentaje de cultivos que son comercializados a través de estas entidades. Frente a productos como tomate o pepino, cuya producción se realiza en un 57% a través de OPFHs, solo el 18% del contingente total de calabacín y el 34% de berenjena se venden mediante organizaciones de productores. Unas cifras que, pese a que no explican el fenómeno, revelan una correlación entre los cultivos con precios “menos estables” y el grado de producto organizado en torno a estas figuras legales.
Lo que si es más objetivable es que las organizaciones de productores tienen más mecanismos que otro tipo de comercializadoras para subsanar aquellas situaciones de mercado que exponen al productor a perder dinero incluso dando salida a su producto. Uno de los mecanismos de estas entidades para gestionar estas crisis son el establecimiento de un pago de retirada por el producto, de manera que un agricultor puede negarse a vender un producto por debajo de un precio sabiendo que recibirá una contrapartida a cambio.
El pago de retirada del producto no está, como explicó el experto en política agraria europea Tomás García Azcárate, penado por la Comisión Nacional de la Competencia, sino que se recoge como una excepción a la normativa. Mañana, Coag presentará su Informe de Precios en Origen y Destino (IPOD) en Almería para denunciar esta situación, aunque reconocen que “hay herramientas para suavizar estas situaciones en el futuro”.
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