El frío llega: ¿cómo afecta a los cultivos de tomate?

Estas son algunas de las recomendaciones que se dan para evitar pérdidas de producción en esta fase de la campaña

Agricultura 2000
20:21 • 04 dic. 2017

La llegada del invierno es recibida, en líneas generales, con ganas y esperanza dentro del sector hortofrutícola de Almería: no en vano, en esta época del año se concentra gran parte del éxito de la campaña del invernadero




Sin embargo, el frio es también un factor que puede llegar a poner en peligro parte de la producción de frutas y hortalizas del invernadero almeriense. A pesar de que el invierno suele perjudicar a otras zonas productoras y Almería se beneficia de la menor competencia existente en los mercados europeos, el frío también causa estragos en los cultivos locales. Es por eso que se deben extremar las precauciones en una fase en la que el campo almeriense se juega buena parte de su ejercicio económico. 




Impacto del frío en el tomate 
El tomate es una fruta de maduración relativamente rápida, por lo que el frío puede, en primer lugar, afectar a su maduración. Aunque el frío es uno de los secretos del sabor del tomate, cuyo retraso en la maduración aumenta la concentración de azúcares en el fruto. Emilio Pérez, responsable del Departamento Técnico de Coprohnijar, explica que "siempre ha existido el dicho de que los mejores RAFs son después de Navidad", aunque matiza que "el hecho de que el frío sea bueno para el tomate es verdad hasta cierto punto".  




La ralentización de la maduración de la planta debido a las bajas temperaturas puede poner en riesgo la cosecha, pudiendo incluso causar necrosis en las plantas y pérdidas de producción. "Cuando las temperaturas bajan de los cuatro grados se encienden las alarmas", comenta Emilio Pérez, que asegura que "la planta se recupera o no dependiendo del tiempo que duren las bajas temperaturas".  




Recomendaciones para el invernadero 
En esta época del año, en la que los cultivos se encuentran en todas las fases al mismo tiempo (fase vegetativa, en floración, fructificación, recolección, etc.), los agricultores deben hacer frente al General Invierno usando las herramientas de las que disponen. 




La primera recomendación de Emilio Pérez es "disponer de plásticos de cubierta en buenas condiciones, sin roturas o desgastes que puedan disminuir su calidad". El uso de cerramientos y hacer un buen manejo de las ventilaciones –abrir una banda lateral por el día, en las horas de mayor luz, para atrapar calor y cerrar por la noche- se antoja fundamental para reducir el impacto del frío en las cosechas de tomate. 




Para acondicionar el invernadero también existen otras medidas que implican una inversión mayor, pero que aseguran una mejor dotación de las explotaciones frente a las temperaturas extremas: 


  • Dobles techos: se trata de colocar una lona interior de plástico fino, que también puede seguir la propia forma del invernadero. Con esto se consigue un aumento de la temperatura interior del invernadero, además de evitar la condensación de agua en los cultivos. 
  • Manta térmica: también denominadas mallas 'antiheladas', es un fibrotextil que deja pasar la luz y amortigua la temperatura, también permitido en banda lateral.  
  • Sistemas de calefacción o 'sistemas antiheladas', son instalaciones que algunos agricultores disponen en sus fincas para bombear aire caliente en el interior del invernadero. Se les conoce como 'antiheladas' porque la mayoría de los agricultores disponen de termostatos que reservan las actuaciones. 



En el caso de que se necesite una actuación urgente, Emilio Pérez explica que "otra de las medidas que toman los agricultores es el riego nocturno. Esto se hace para evitar lo que se conoce como helada 'seca', ya que la humedad aumenta ligeramente las temperaturas". Sin embargo, advierte el responsable técnico de Coprohnijar, el riego nocturno tambiñen entraña el riesgo de producir un exceso de humedad en los cultivos, lo cual puede derivar en problemas de tipo fúngico como 'botritis' o alternaria. 


Comportamiento según tipologías 
Los distintos tipos de tipologías de tomate también son un factor a tener en cuenta a la hora de hacer frente a las bajas temperaturas. En este sentido, Emilio Pérez destaca que las tipologías más pequeñas, como cóctel o cherry, son más resistentes al frío. Por el contrario, las variedades más grandes, al presentar una mayor concentración de agua, son más susceptibles a sufrir malformaciones o pérdidas de producción. 



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