La recuperación de la salud del suelo

La importancia del sol y la materia orgánica

imagen: Seminario de Agorcología (UAL)
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Seminario de Agroecología (UAL)
13:24 • 12 jun. 2018

Antecedentes 
En el año 1973 el Ministerio de Agricultura publicaba una Hoja Divulgadora en la que se recogía todas las herramientas químicas disponibles para desinfectar el suelo en la agricultura del Sureste Peninsular. El arsenal químico de la segunda guerra mundial y la “revolución verde” se disponía a salvar las producciones de los indefensos agricultores. Algunas moléculas que se describen se mantienen en la actualidad aunque los protocolos de ejecución se han modificado (llegándose a obviar). 



Más de 40 años después conviene recordar que el diagnóstico de los patógenos y las causas que originan las pérdidas de cosecha es condición previa a emplear cualquier técnica de desinfección. Por desgracia hay casos en los que no podemos aislar o identificar un microorganismo como agente causal. En estos casos se apunta a la fatiga del suelo como causante de la reducción de los rendimientos de los cultivos sin causar enfermedad. 



La fatiga tiene su origen en el monocultivo y en la reducción de las operaciones de manejo del suelo que favorece la pérdida de las propiedades físicas, químicas y biológicas. Cuando un suelo se solariza se incrementan los rendimientos al modificar de forma intensa los equilibrios presentes en el suelo.



Desde hace más de 20 años la solarización ha intentado tomar el relevo de las moléculas químicas. Durante este tiempo la técnica implantada dentro de los sistemas de producción integrada y ecológica se ha venido realizando sin la puesta a punto que permite el método científico. El número de experimentos que hemos podido localizar se reducen a los realizados por el IFAPA en el año 2015 (Pérez et al, 2015ab).



Invernadero solarizando con el plástico del techo lavado



La solarización emplea la radiación solar y una barrera plástica para alcanzar las temperaturas letales que controlan los microorganismos patógenos en los primeros 15 cm del suelo. Los microorganismos que causan enfermedades mueren al alcanzar 50ºC (Etxeberria et al. 2013). La temperatura que debe alcanzar la solarización ha de ser superior a 50ºC y/o mantenerse su acción en el tiempo (acumulación de grados día). La ejecución de la solarización en los meses de verano permite alcanzar fácilmente temperaturas superiores a las indicadas.



Existen diferencias entre la solarización en un suelo desnudo y un suelo acolchado con arena (arenado). Con capas de 10 cm de arena la solarización centraría su acción en 5 cm de la capa de suelo. La solarización presenta un potente efecto herbicida, no así el control de nematodos y otros patógenos de suelo.



Viene resultando común en las escasas visitas de los asesores de campo durante la ejecución de la solarización que la reducción de los costes del proceso de solarización lleven a los productores a reducir el espesor de los plásticos (menos de 150 galgas). En estos casos el calor pasa de acumularse en el suelo a hacerlo entre el plástico de cubierta y el de solarización. Consideramos esta observación de gran importancia y fácilmente medible con un termómetro ambiental y otro de infrarrojos.  


El uso reiterado de la solarización agota y empobrece los microorganismos del suelo y acelera la descomposición de la materia orgánica (propiciando la aparición de la fatiga). La solarización puede realizarse franjas en la zona de crecimiento del cultivo, pudiendo reducir los costes de la solarización que varían entre los 1200 - 1500€/ha.

El empleo de la solarización combinada con el uso de materia orgánica fresca (restos de cosecha o estiércoles) permite limitar la acción de hongos de rápido crecimiento (Pythium y Rhizopus) especializados en alimentarse de carbohidratos (celulosa y hemicelulosa). Por tanto, la solarización selecciona a aquellos microorganismos especializados en la descomposición.


Materia orgánica triturada para su introducción en el suelo arenado

La solarización beneficia la acción de actinomicetos (actinobacterias). Los Streptomyces fabrican de forma natural moléculas conocidas en agricultura pertenecientes a los grupos Spinosinoides y las Avermectinas (hasta 15 diferentes). La actividad biológica desarrollada por los organismos del suelo permite al finalizar su ciclo de vida la acumulación de moléculas con probado efecto potenciador de la resistencia vegetal (glucosaminas).


El empleo de materias orgánicas líquidas en fertirriego podría causar la  multiplicación de microorganismos patógenos en el suelo. El compostaje in-situ propuesto con las técnicas de biodesinfección (con o sin plástico) reducen los riesgos fitosanitarios. La biodesinfección del suelo permite la regeneración de los microorganismos a lo largo del ciclo. 

Los restos de cosecha y los estiércoles frescos permiten desencadenar los procesos y efectos de la biodesinfección.


El empleo de estiércol puede reducirse a 2,5 Kg/m2 junto con 0,5 kg/m2 de gallinaza (para disponer de nitrógeno en la fase inicial del proceso de compostaje). El aporte de materia orgánica ha de hacerse anualmente y mezclarse en el suelo mediante una labor superficial. La biodesinfección del suelo podría reemplazar las funciones de la rotación de cultivos y la gestión de la sanidad del suelo desde el punto de vista reglamentario. 


Las materias orgánicas compostadas fuera del suelo, inoculadas o estabilizadas, emplean todo el potencial desinfectante en higienizar el compost. Al aplicar un compost al suelo los mecanismos químicos y biológicos que generan la biodesinfección están agotados.  


La agricultura no está aislada. Se ha puesto en el centro de la Bioeconomía. Se encuentra relacionada con las actividades ganaderas (materias activas de uso veterinario), agroindustriales (materias activas no autorizadas para el cultivo, metales pesados, desinfectantes), selvícolas y de servicios a través de los compost de RSU y depuración de aguas (metales pesados, detergentes …). Los suelos agrícolas pueden ser destino de contaminantes químicos cuando los procesos no son controlados eficientemente.


Para saber más

 - Etxeberria, A., Mendarte, S.,  Larregla,S. 2011. Thermal inactivation of Phytophthora capsici oospores. Revista iberoamericana de micologia, 28(2), 83-90.

- Pérez , A; Martín, E; Giménez, M; Fernández, MM; Gómez, J. 2015. Eficacia de la solarización y biosolarización en cultivos enarenados contra patógenos fúngicos de suelo. Almería.  IFAPA, 20 p. /   Influencia del enarenado en las temperaturas alcanzadas en la solarización y biosolarización en invernadero.Almería.  IFAPA, 18 p. 


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