En el 2050 se estima que existirán 9 billones de personas en el mundo. Para poder alimentar a toda esa población se prevé que la producción de alimentos a nivel mundial debe incrementarse en un 60%, lo que supone un incremento de casi el 20% en el uso de agua en agricultura. Además, un tercio de los alimentos que producimos no son finalmente consumidos lo que implica desperdiciar todos los recursos ocultos empleados para su obtención. Para el responsable departamento de medio ambiente, bioenergía e higiene industrial de AINIA, Andrés Pascual, ”el modelo actual de producción y consumo de alimentos todavía tiene mucho de líneal usando recursos como el agua y otras materias primas como si fueran infinitos, y transformarlos poco después de ser extraídos en residuos, lo que supone un grave problema de sostenibilidad que debemos cambiar a través de modelos circulares mucho más eficientes”.
En la actualidad, el consumo de agua diario en el ámbito doméstico supone 137 litros, pero cabe destacar que un volumen de agua muchísimo mayor es consumido de manera indirecta a través de los alimentos y otros bienes de consumo como ropa, papel, etc. que emplean agua para su producción. Dado el uso intensivo de agua, especialmente en agricultura, los alimentos suponen aproximadamente el 92% del agua consumida indirecta o no visible de productos de consumo diario.
Por otro lado, la escasez de agua afecta al 11% de la población Europea y al 17% del territorio de la UE, principalmente en países del sur. Los sistemas de producción alimentaria están entre los que realizan un mayor uso de agua dulce en España. Los efectos del cambio climático están derivando en un creciente stress hídrico en áreas del mediterráneo. La amenaza de contaminantes como los nitratos, pesticidas, etc. empleados en agricultura y ganadería intensiva suponen una presión añadida a este recurso clave.
La industria alimentaria, consciente de que una gestión sostenible del agua va a resultar esencial en el futuro, ha asumido el desafío como uno de sus objetivos prioritarios hasta el 2030 en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS de Naciones Unidas. La innovación y la tecnología son los principales propulsores del desarrollo de la economía circular para poder salvar las barreras de tipo económico, higiénico, normativo, etc., proponiendo soluciones que permitan a las empresas cambiar el modelo lineal por un modelo circular. En este contexto, AINIA ha presentado en el III Seminario Técnico Internacional Economía Circular en la Gestión del Agua de las Industrias Agroalimentarias, 10 medidas para avanzar en el impulso de la economía circular en la gestión del agua:
1. Promover el aprovisionamiento sostenible de materias primas con un uso responsable y eficiente de agua. Las industrias empiezan a exigir certificaciones de sostenibilidad a los grandes proveedores de commoditites alimentarias y a colaborar con pequeños agricultores y ganaderos en buenas prácticas ambientales.
2. Reducción del uso de agua mediante el eco(re)diseño de las instalaciones y mejora de procesos productivos. Haciendo más fácilmente limpiables las líneas de procesado se consiguen ahorrar agua, energía o productos químicos.
3. Reutilizar/reciclar el agua dentro de fábrica, en ciclo cerrado u otros puntos de la planta, y recuperar agua y el resto de recursos de materias primas u otras corrientes líquidas, interna o externamente. Por ejemplo, recuperando agua de la leche en fábricas que producen leche en polvo y luego reciclarla par usarla en procesos productivos.
4. Regenerar y reutilizar el agua depurada a final de línea, y recuperar recursos de los lodos de depuración. Riego de parcelas agrícolas anexas a las industrias con aguas depuradas según normativa en vigor.
5. Medir a través de la huella hídrica y/u otros indicadores como herramientas de mejora y comunicar los logros alcanzados participando en acuerdos voluntarios sectoriales. El sector de bebidas refrescantes es modélico en la definición de objetivos sectoriales en el ámbito del agua.
6. Desarrollar proyectos de compensación hídrica devolviendo un volumen de agua equivalente al consumido en los productos. Ejemplo de Heineken en Doñana o CocaCola en 7 proyectos por toda España.
7. Maximizar la eficiencia energética y el uso de fuentes de energía renovables. Desde optimizar el consumo energético en los tratamientos de depuración como valorizar en forma de biogás corrientes de alta carga orgánica y auto-consumirlo.
8. Promover la economía colaborativa, simbiosis industrial y otros nuevos modelos de negocio. Compartir depuradora, entregar residuos líquidos orgánicos a depuradoras municipales para co-digestión con sus lodos de depuración, etc.
9. Optimizar el uso del agua a través de soluciones 4.0. Algorítmos para optimizar el funcionamiento de las instalaciones de tratamiento u optimizar los consumos en fábrica.
10. Apostar por la investigación, el desarrollo y la innovación. Desarrollo de nuevas alternativas que garanticen un reciclado o reutilización de corrientes eficiente y seguro desde el punto de vista de la higiene.
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