La digitalización abre una nueva era el el campo almeriense

Desayuno coloquio organizado por La Voz de Almería

Ponentes de la jornada con representantes de La Voz, organizadora del evento
Ponentes de la jornada con representantes de La Voz, organizadora del evento
Antonio Fernández
07:00 • 22 jun. 2019

Cuando hace 45 años Pedro Caparrós vendía sus sandías a pie de calle en la Avenida Carrero Blanco (hoy Avenida del Mediterráneo), conocía perfectamente las preferencias de los almerienses, qué sandías o melones tenían su aceptación y dónde poder conseguirlas.



Casi medio siglo después el mercado no es Almería ni los consumidores sus habitantes. La provincia produce tres millones y medio de toneladas de frutas y hortalizas frescas y más del ochenta por ciento de esa producción se vende en los mercados internacionales.



Un tiempo nuevo
Sirva esa introducción para abordar las exigencias que implica competir en un mercado global. Toca hacer en Europa lo que Pedro Caparrós hacía en las calles de la capital almeriense, es decir no ya conocer las tendencias, los gustos y el nivel de exigencia no de 70.000 clientes potenciales, sino de las más de 400 millones de personas que residen, trabajan y comen cada día en el viejo continente.



Por esas razones, entre otras, los expertos en la economía digital conceden tanta importancia a la llamada ‘transformación digital’, que anuncia la llegada de la tecnología al sector hortofrutícola almeriense. Ninguno de los ponentes que ayer acudieron al Desayuno-Coloquio “Agricultura y digitalización”, organizado por La Voz de Almería, con el patrocinio de Telefónica, albergaba dudas sobre que esta nueva herramienta marcará una nueva era en la agricultura y su forma de hacer negocios.



Tomate con historia
Una de esas personas era Cynthia Giagnocavo, directora de la Cátedra Ual-Coexphal, que escenificó el papel de la digitalización en un simple tomate llegado a un mercado de Bruselas; se preguntaba ¿cuál es el valor de ese tomate, los dos euros que cuesta?.



La respuesta es ‘no’, porque gracias al intercambio de información y conocimiento ese tomate explica al comprador cómo se produce, que coste en agua o energía ha generado su cultivo, qué garantías sanitarias presenta, que recorrido ha tenido desde que era semilla hasta llegar a los mercados, qué huella de carbono ha generado y otros muchos datos.



Saber y decidir
Gracias a la digitalización, toda esa información es la que realmente constituye el valor de ese tomate, del conjunto de los productos que salen de los invernaderos y las comercializadoras almerienses. Es el factor diferencial que hará subir el valor del producto y lo incluirá en las preferencias de los consumidores europeos.



El concepto de transformación digital afectará, no obstante, a la práctica totalidad de los procesos que entran a formar parte de las producciones hortofrutícolas, como de cualquier otra actividad económica, en un futuro que ya se toca con las manos. Como aseguraba ayer en el Círculo Mercantil el director de empresas y aapp de Telefónica, Joaquín Segovia Alonso, las nuevas tecnologías digitales “han llegado para quedarse” y, más aún, suponen una nueva revolución para un campo acostumbrado a reinventarse constantemente, la llegada de una nueva era”.


La visibilidad
Una transformación que ya está llegando a numerosas empresas de cierta dimensión, pero que aun supone un concepto difícil de digerir para muchos pequeños y medianos empresarios y agricultores.


Para muchos de ellos algunas de las herramientas ya son una realidad, como el uso del móvil para controlar riegos o condiciones climáticas en los invernaderos, pero el reto es extender esas aplicaciones a otro tipo de informaciones que permitan trabajar en función de la demanda del consumidor o del mercado, una especie de oferta ‘a la carta’ manejando un muy amplio abanico de información.


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