La práctica fraudulenta que supone la compra de tomate de Marruecos que posteriormente se reetiqueta como almeriense, está encrespando los ánimos del sector hortofrutícola almeriense que, por boca del presidente de la Organización de Asociaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (Coexphal) afirmaba ayer que “se están riendo de nosotros”.
Juan Antonio González sostiene que esa práctica se ha convertido en una situación de incumplimiento flagrante de las reglas del juego y afirmaba que con esa actividad “a los agricultores almerienses nos están tomando por tontos y situándonos en un punto de máxima dificultad”. Y tras la crítica, la amenaza de que el sector agrario de la provincia, que hoy vuelve a las calles para manifestarse, “de ninguna manera vamos a consentir que se nos tome al pelo de esa manera y desde las organizaciones agrarias haremos lo que haga falta para evitar que siga ocurriendo”.
Deslealtad
Responsables de grandes grupos de comercialización de la provincia, por su parte, advierten que esa práctica de adquirir productos de Marruecos para reetiquetarlos y venderlos como si fueran almerienses “es seguramente un negocio muy lucrativo para quienes lo hacen, pero la cuestión es que está afectando a las producciones locales, que se ven arrinconadas con esas prácticas”.
Quien así se expresa es el presidente de la primera cooperativa europea de tomate (CASI), Miguel Vargas, que pide rigor en los controles y en las inspecciones para evitar que esas prácticas irregulares se sigan realizando.
En esa misma línea se expresa el presidente de Única Group, José Martínez Portero, la primera empresa española de comercialización de hortalizas, que afirma que esas irregularidades afectan negativamente al conjunto de las empresas del sector. Llama la atención sobre el hecho de que la ausencia de control efectivo de esa entrada es un riesgo que, más tarde o más temprano, “nos puede penalizar a todos en materia de seguridad alimentaria y de confianza del consumidor”.
Expedientes
Juan Antonio González, a su vez presidente de Vicasol, una de las mayores cooperativas del sector hortofrutícola almeriense, se muestra preocupado por la situación de los productores, e indignado por la tibieza en las actuaciones contra el fraude del reetiquetado.
Afirma que todos los integrantes del sector "vemos y detectamos estas prácticas de llegada de camiones desde Marruecos y del cambio de las etiquetas". Desde el pasado noviembre hay investigaciones abiertas, expedientes incoados, “pero no estamos viendo actuaciones firmes; dicen que hay abiertos expedientes, pero no nos facilitan ninguna información”.
Contundencia
Desde Coexphal se reclama contundencia ante estas prácticas y su presidente pide que se ponga nombre y apellidos a las empresas infractoras y que, una vez comprobado el fraude cometido “que se determine el cierre de las infractoras, porque el final nos están perjudicando a todos”, afirmaba ayer en los micrófonos de la SER.
Teme que este sea un nuevo caso de inacción por parte de las administraciones y que si, finalmente, los expedientes que se han abierto o que se puedan abrir acaban en una sanción, “sea poco menos que para tomarse un café”. Una contundencia que debería servir para acabar con una actividad “con la que se están riendo en las narices de los agricultores almerienses”.
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