Las empresas deben ser conscientes de la necesidad de adaptarse a los nuevos requisitos que permitan reforzar sus medidas de higiene y seguridad en sus plantas de producción en el contexto actual. “Es necesario adoptar y desarrollar planes que recojan actuaciones concretas, así como la identificación de responsables y los registros necesarios para evidenciar una implantación efectiva” ha destacado Roberto Ortuño, responsable de Seguridad Alimentaria de AINIA, en el lanzamiento de la versión ampliada del “Manual COVID-19 para la industria alimentaria” que ha tenido lugar esta semana.
El centro tecnológico ha concretado más de 80 medidas en este segundo manual de actuación, de carácter gratuito, el primero se lanzó en marzo con más de 3000 descargas. Esta segunda edición tiene un carácter más exhaustivo, fruto del estudio de nuevas herramientas, así como de la interlocución con la industria. En la edición y difusión de esta guía colabora el Foro Interalimentario y la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE).
Nace con el objetivo salvaguardar la salud de los trabajadores, asegurar el suministro de alimentos en un entorno de trabajo complejo e inusual, y mantener los estándares de seguridad alimentaria en el mismo nivel como mínimo que habitualmente, teniendo en cuenta que el COVID-19 no se considera enfermedad de transmisión alimentaria.
Cuatro parámetros de actuación
Las actuaciones se indican bajo cuatro parámetros de clasificación: medidas para el personal de planta, las dirigidas a visitas, operaciones de limpieza y desinfección, así como las destinadas a la prevención de la contaminación cruzada. Este plan también puede ser aplicado al sector de la distribución alimentaria y la rama Horeca.
Con respecto a las medidas en planta, “su objetivo es minimizar el riesgo de contagio durante el desempeño del trabajo en la planta de producción”, ha apuntado Ortuño. Algunas actuaciones que remarca el manual se dirigen a disponer de un protocolo en el caso de que algún empleado presente síntomas, con medidas como: su aislamiento en un espacio seguro; contactar con los servicios médicos; el traslado adecuado a su domicilio o donde estos indiquen, o identificar los contactos cercanos del empleado afectado. Además, en la planta de producción “hay que considerar reorganizar, si es necesario, las posiciones de trabajo, evitando los puestos frente a frente, manteniendo la distancia de seguridad en la cadena, reduciendo la velocidad del trabajo si es necesario, implementando el uso de pantallas, o la señalización de zonas de trabajo”, señala Ortuño.
Otros aspectos que resalta AINIA es asegurarse de que el lavado de manos sigue el protocolo correcto y tiene una duración de entre 40 y 60 segundos; realizar una correcta higiene respiratoria, por ejemplo, no toser o estornudar sobre superficies; evitar que se compartan utensilios de trabajo o si se comparten, desinfectarlos y establecer una rutina de limpieza de vestuarios, servicios, pomos, barandillas, mesas, etc. antes y después de la jornada. Además, recomienda dotar de medidas de distanciamiento también en las zonas de descanso.
Por otro lado, si el traslado del personal hasta las instalaciones productivas depende de la empresa, se aconseja: limitar la cantidad de personas por vehículo; evitar, en la medida de lo posible, la utilización de aire recirculado para la ventilación o ejecutar una adecuada limpieza y desinfección de los vehículos.
Con referencia a la entrada de operarios en planta, es necesario un control importante, en el caso de tener conocimiento de que algún operario tiene síntomas compatibles con el virus, se debe impedir el acceso a la planta, y acudir al médico. Por otra parte, es importante adecuar horarios para evitar la aglomeración en vestuarios o zona de acceso; establecer un control de temperatura corporal para todos los empleados; rellenar diariamente un cuestionario de salud para realizar un seguimiento constante y proceder a una desinfección periódica del área de entrada.
En relación al equipo de protección y uniformes del personal, AINIA recomienda la utilización de mascarilla protectora; habilitar contenedores con tapa para los elementos de protección desechados o utilizar guantes. Los uniformes deben ser lavados diariamente y estar bajo control: el lavado debe hacerse a 90 grados centígrados durante un mínimo de 30 minutos y con detergente desinfectante, si los uniformes no son aptos para soportar esta temperatura se asegurará un mínimo de 65 grados centígrados. Además, es necesario guardarlos en taquillas separadas, no acudir con la ropa de trabajo desde casa, así como llevar un registro de uniformes y EPI´s entregados a los trabajadores.
Respecto a las visitas, el centro tecnológico recomienda ir avanzando en regularizar las visitas especialmente para auditorías, inspecciones, tareas de mantenimiento así como operaciones de control de plagas, en cuyo caso se seguirán los mismos protocolos de acceso que el personal de la planta.
En cuanto a las operaciones de limpieza y desinfección, el manual indica, entre otras medidas: revisar los intervalos de limpieza así como las áreas incluidas en este proceso, y su verificación con un indicador general de higiene (los aerobios totales parecen ser el más indicado). Ortuño señala que además “en las zonas de mayor riesgo es aconsejable llevar a cabo controles periódicos de material genético SARS-Cov-2 en superficies. También pueden analizarse las aguas de enjuague como medida de control de la eficacia de las operaciones de limpieza y desinfección”.
Con el fin de evitar focos de contaminación cruzada, AINIA recomienda revisar los circuitos de movimiento de personal, muy especialmente el contacto de diferentes turnos; señalizar adecuadamente los circuitos de movimientos del personal o controlar la adecuación de los traslados de material de envase, ingredientes o utensilios. Además, las operaciones de mantenimiento y reparación, especialmente las obras, se deben revisar para evitar la entrada de cualquier contaminación. La recepción de materiales se realizará sin contacto directo entre personal de la empresa y proveedores externos. También es necesario revisar los sistemas de ventilación y acondicionamiento del aire o ventilar de forma natural.
Por último, Roberto Ortuño cree imprescindible “mantener el plan de control establecido y asegurarnos de que es sólido, muy especialmente en los controles relacionados con la higiene. Además, se hace necesario establecer un programa de formación, de manera que se asegure que todo el personal está adecuadamente informado y formado sobre la enfermedad, así como todas las medidas que le afecten directamente”.
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