Los productores almerienses de tomate están a punto de cerrar uno de los mejores ejercicios en lo que va de siglo. Hacía años que era difícil alcanzar el euro por kilo en un producto que se ha considerado históricamente como el rey del modelo productivo de la provincia.
Una serie de factores se han concatenado para permitir una campaña que ya nadie duda de que arrojará en su balance final un avance significativo en la rentabilidad de los tomates, prácticamente para todas sus variedades. A falta del cierre de campaña todo hace pensar que se superarán los 695 millones de euros con los que concluyó la 2020/2021.
Competencia
Uno de los factores, si no el principal, es que el producto almeriense ha encontrado este año menos competencia por parte de otros productores, ya sean comunitarios o de terceros países.
Tras una década de constante crecimiento, Marruecos ha sido este año menos activo en los mercados europeos, destino de buena parte de sus exportaciones. En los diez últimos años los magrebíes han conseguido aumentar sus ventas en la UE en casi un 42 por ciento, mientras que los almerienses han visto reducirse su exportaciones en más del 25 por ciento.
Cupo exportador
Según los datos recogidos por el Observatorio de Precios y Mercados de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta andaluza, en la actual campaña de exportaciones de Marruecos, que se extiende desde el 1 de octubre hasta el 31 de mayo, el país norteafricano no ha llegado a cubrir el cupo que tiene autorizado en sus acuerdos con la Unión Europea, cifrado en 285.000 toneladas,
Al cierre de esa campaña los exportadores marroquíes habían enviado al continente 271.082 toneladas, es decir en torno a 14 millones de kilos menos que en la campaña anterior. Lo han hecho, además, con un precio medio sensiblemente inferior al obtenido por los almerienses, ya que frente a los 1,47 euros de estos últimos, los marroquís han obtenido apenas 1,15 euros.
Proteccionismo
Uno de los factores que ha hecho bajar las exportaciones fue la decisión del Gobierno marroquí de reducir sus exportaciones de tomate a la Unión Europea y a los países subsaharianos para contrarrestar la creciente subida de los precios de la hortaliza en su mercado interior.
El tomate es un producto de consumo diario muy extendido en el país alauita y los problemas del último año, en forma de elevación de los costes de producción, de la sequía que ha asolado el país, los costes energéticos o las bajas temperaturas nocturnas en las principales zonas de producción a lo largo del invierno hicieron subir los precios.
La decisión se adoptó en vísperas del Ramadán, que llevó a las autoridades magrebíes a aprobar medidas proteccionistas respecto a su mercado interior para acallar las protestas de sus propios ciudadanos; el objetivo era el de rebajar los precios medios a menos de cinco dirhams, en torno a los 50 céntimos de euro.
Europeos
En la apreciación del tomate almeriense también ha jugado un papel importante la reducción de las producciones en otros países europeos que han disminuido sus superficies de cultivo de esta hortaliza. Es el caso de los productores holandeses, belgas o franceses, que han visto subir los costes de producción, en especial los relacionados con la energía necesaria en sus cultivos de invernaderos.
De hecho en la actual campaña los productores de esos países comunitarios han retrasado sus fechas habituales de plantación del tomate de primavera para evitar tener que mantener unos costes en calefacción que estaban poniendo en un riesgo evidente la rentabilidad de las explotaciones centroeuropeas.
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