Las heladas de la pasada primavera no solo se llevaron por delante las cosechas más madrugadoras. También tuvieron consecuencias en el regulado mercado de semillas, al mermar la producción. A eso se ha sumado una mayor demanda debido a la entrada en vigor el próximo 1 de enero de la nueva política agraria común (PAC), que obliga a aquellos agricultores o ganaderos que se acojan al ecorrégimen de rotación de cultivos con especies mejorantes a dedicar un 5 % de su superficie a leguminosas. A todo ello hay que añadir, por supuesto, la guerra de Ucrania.
La unión de todos esos factores ha sumado un nuevo obstáculo a la batería de escollos a los que han de enfrentarse los agricultores y ganaderos: la falta de semillas de veza o trébol para producir proteína para la alimentación del ganado o incluso para cultivar legumbres de consumo humano como el garbanzo. Es por ello por lo que desde organizaciones agrarias como Unión de Uniones han pedido al Ministerio de Agricultura que permita este año, de modo excepcional, el intercambio de semillas entre agricultores. El peligro, como advierten desde la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), es que se descuide la sanidad vegetal.
Los más perjudicados
Las comunidades más perjudicadas por la falta de semillas son Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, y Andalucía, según Luis Cortés, de Unión de Uniones. Con todo, dice que «la merma de producción de esta fuente de proteínas para producir pienso puede tener consecuencias para los ganaderos de la cornisa cantábrica». Y dice que «aunque Planas diga que no va a haber escasez de alimentos, pensamos que podría haberla. Eso basta para permitir de modo excepcional el intercambio de semillas entre agricultores».
La escasez e incremento de precios de las semillas se veía venir ya en verano. El pasado agosto, cooperativas como la gallega Delagro adelantaron la compra de semillas pratenses ante la incertidumbre que sobrevolaba los mercados. Además, el pasado octubre la Junta de Castilla y León pidió al ministerio que este año hiciera una excepción a la obligatoriedad de plantar con leguminosas el 5 % de la superficie que opta a las ayudas por rotación de cultivos debido a la falta de semilla.
Desde el Fondo Español de Garantía Agraria (Fega) solo autorizaron combinarlas con gramíneas, aunque deberían ser predominantes. En Anove reconocen que, después de una encuesta realizada entre sus socios, parece que hay «poca disponibilidad». Pero matizan que la producción de semillas es algo que se realiza con gran planificación y cumpliendo unos estándares de calidad muy rigurosos: «No se puede permitir que se siembre cualquier cosa». La norma permite a los agricultores usar sus semillas, pero estos han de comunicarlo a la compañía obtentora que tiene los royalties.
Hasta un año de cárcel por comercializar ilegalmente semillas con «royalties»
A mediados del mes pasado la Audiencia Provincial de Toledo confirmó la sentencia del juzgado de lo Penal número 1 de esa misma capital que condenaba a un agricultor de la zona a una pena de nueve meses de cárcel, una multa de 4.230 euros e indemnización por daños causados por un delito contra la propiedad industrial al reproducir y comercializar por Internet grano no autorizado de trigo de una especie de trigo protegida. No es la primera vez que ocurre porque, aunque el mercado de las semillas está estrictamente regulado por la UE y por cada uno de los países miembros, la comercialización paralela de semillas no certificadas es un problema. Y lo es porque no solo provoca millones de pérdidas en España cada año a la industria, sino también porque supone un riesgo para la sanidad vegetal al dejar abierta una ventana a la entrada de patógenos.
Fuente: M. CEDRÓN /La Voz de Galicia
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