Antes de que el concepto actual de branding conformará su cuerpo teórico y sus doctrinas, Caparrós se convirtió en una de las marcas con mejor percepción dentro del sector hortofrutícola almeriense, tanto para la demanda final como para el complejo mundo del retail.
En buena medida, porque representa una identidad corporativa estrechamente ligada a la figura de su fundador, Pedro Caparrós, pero también porque se asienta sobre una trayectoria ejemplar que ha generado argumentos de peso. Así, sin artificios ni retóricas prefabricadas, la marca ‘Caparrós’ ha llegado a trascender más allá de los límites del mercado y del sector, adquiriendo un altísimo prestigio social dentro y fuera de Almería. Esta marca no es solo el identificador comercial de productos agroalimentarios de prestigio sino también un referente de la sociedad almeriense.
Se cumplen ahora cuarenta años del nacimiento de este proyecto empresarial, surgida de la inquietud emprendedora de Pedro Caparrós Torrecillas (Aguamarga, 1959), que a sus diecisiete años comenzó a trabajar en el sector, con la vista puesta mucho más allá de lo que en aquellos años setenta podía imaginarse a pie de invernadero.
Una de sus máximas personales deja clara esta inclinación. Pedro está convencido de que “es preciso no dejar de mirar más allá para poder llegar a tiempo”. Otro de los rasgos característicos de este singular fenómeno empresarial es su determinada independencia y su compromiso vocacional con el trabajo. Para Pedro “nadie que trabaje mucho debe verse privado del triunfo”. Aunque, eso sí, teniendo en cuenta que “el sentido común es el 80 por ciento de todo lo que sale bien”. Una poderosa razón que, en la historia de esta empresa hortofrutícola, se ha plasmado de manera evidente ya que siempre han sido más importantes las personas que los modelos. De hecho, otra de las características de Grupo Caparrós, por la directa influencia de su fundador, consiste en dotar a sus empresas de equipos eficaces y comprometidos. Seguramente, ingredientes imprescindibles para mantener, año tras año, tasas de crecimiento tan sólidas como equilibradas, sin perder de vista esa propensión tan típica de Grupo Caparrós de generar nuevas propuestas respaldadas por grandes dosis de trabajo y preparación. No solo en cuanto al producto, sino también en materia de destinos. Siempre ha defendido que es necesario “anticiparse a los cambios y no obsesionarse por los resultados inmediatos”. Por este motivo, en los primeros años fue decisiva la dedicación personal para consolidar los vínculos comerciales con ciudades como Madrid o Barcelona, para después comenzar a trabajar un mercado como el del País Vasco. Seis años después del nacimiento de la empresa, tomó forma la planta de El Alquián, ya con la vista puesta en mercados exteriores, comenzando por países que aún parecían extremadamente alejados como, Chequia, Hungría o Polonia. Más adelante, el mapa comercial incluiría a Italia, Francia o Alemania. Una época decisiva para el Grupo y para la provincia que veía como su modelo agrícola comenzaba a madurar. Mientras, Pedro Caparrós oteaba un horizonte en el que era preciso defender a capa y espada la calidad del producto, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los procesos productivos. Y, sin perder de vista la llegada de las nuevas tecnologías. No en vano, Caparrós Nature fue la primera empresa almeriense en vender tomate RAF por internet en 2006. También fue pionera en incorporar al grupo producciones de IV y V Gama, una opción cada vez más extendida en el sector.
Han sido años y décadas de trabajo intenso, bajo la premisa de que el mayor esfuerzo del presente se traduce siempre en el mejor futuro. Esa parece ser la clave de productos estrella en la historia de Caparrós Nature, que han generado marcas como pasó con el tomate Tigre Verde y, de manera muy especial, con el cherry pera Lobello, un auténtico fenómeno por los galardones recibidos y por el reconocimiento de consumidores y gastrónomos.
Pero, sobre todo, la marca Caparrós se caracteriza por su inequívoca naturaleza humana.
Retrato de un Grupo Con un nivel de comercialización que supera los 50 millones de kilos, Grupo Caparrós cuenta en la actualidad con dos sedes para el manipulado de frutas y hortalizas, estando una de ellas dedicadas al producto ecológico recientemente incorporada. Además, dispone de la planta de conservas y preparados La Gergaleña y un centenar de hectáreas propias para la producción hortofrutícola.
Actualmente, Grupo Caparrós está integrada por la firma matriz Caparrós, además de La Gergaleña, Alquián Agrícola y la Fundación Pedro Caparrós.
Así mismo, Pedro Caparrós se asocia a Dunamar SAT y se incorpora a la directiva en 2013 para aportar experiencia a dicha SAT. Además, Pedro Caparrós es accionista de las firmas portuguesas Carmo y Silverio través de Caparrós Portugal.
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