No es fácil que Miguel Ángel Rubio, el gurú del calabacín y Director General de Hortofrutícolas Las Norias, se preste a aparecer en prensa. En los últimos años ha preferido quedarse en un segundo plano, declinando las propuestas del sector que le pedían arrojar luz sobre el papel del calabacín en el complejo rompecabezas en que se ha convertido el Modelo Almería.
Miguel, según vuestros datos, cada segundo se consumen de media 3 calabacines de HLN en Europa. ¿Cómo es posible?
Llevamos casi 40 años dedicándonos exclusivamente al calabacín, lo que nos ha convertido en los mayores productores y especialistas de Europa en este producto. Nuestras instalaciones están pensadas por y para el calabacín, disponemos de un sistema de procesado con el que es difícil competir y contamos con los mejores agricultores. Y quiero recalcar lo de “mejores”, porque la calidad que tenemos no la tiene nadie, y es gracias a ellos. Todo ese volumen y calidad conlleva que alrededor de un 20% del calabacín exportado a Europa sea nuestro. Hablamos de unos 120 millones de piezas de calabacines por campaña, que se dice pronto.
Con vosotros trabajan unos 300 agricultores. ¿Qué tiene HLN que no tengan otros?
Algunos de nuestros agricultores llevan con nosotros desde que empezamos en 1987, y otros han continuado sus hijos e incluso nietos. Siempre hemos trabajado desde la fidelidad mutua. Es algo que se construye poco a poco, campaña a campaña. Nosotros también somos agricultores, así que estamos en el mismo barco. ¿Qué tenemos nosotros que no tengan otros? Pues creo que influyen varios factores. Por un lado ofrecemos estabilidad al agricultor de calabacín acompañándolo durante toda la campaña, sin cerrarles nunca la puerta, y por otro construimos, como ya te he comentado, una relación basada en la fidelidad mutua. Es de vital importancia esta relación.
¿Y cómo se construye esa fidelidad mutua?
Fácil, dando al agricultor estabilidad toda la campaña y dando la mejor cotización posible. Ahora está muy de moda eso del “win to win”, lo que toda la vida ha sido “si tu ganas yo gano”. Esto debería ser algo muy evidente para las comercializadoras, entender que nuestros agricultores son el primer eslabón de una cadena, y sin ellos no hay Modelo Almería. Por tanto, trabajamos por construir un modelo de negocio que dé valor al producto y dignidad al sector. Valorar nuestro calabacín y el de nuestros agricultores pasa por defenderlo en Europa. ¿y cómo lo defendemos? Luchando por los precios, porque no sólo se trata de vender mucho, se trata de vender bien. Si nosotros vendemos bien, podemos pagar bien al agricultor. Es en Almería donde está la calidad y dónde se cultiva de acuerdo a los más estrictos controles sanitarios y sociales. Porque esto no es llegar al invernadero, plantar, esperar y recoger, es un proceso mucho más complejo y que, por desgracia, no tiene el reconocimiento en Europa que se merece. ¿Qué nos va bien con la agricultura? No es un crimen, es una forma de ganarse la vida y aquí en Almería se ha conseguido un modelo que muchos quieren copiar. Generamos empleo y mejoramos el nivel de vida. Nuestro calabacín es mejor y por eso debemos luchar por lo que en realidad vale.
Estamos a final de campaña, ¿qué balance haces en este punto?
A pesar de haber sido un año complicado, ya que hemos tenido un inicio marcado por el alargue del producto local europeo, bloqueos en Francia y un clima inusualmente cálido, podemos decir que nuestro balance es positivo y estar orgullosos de dar la mejor cotización a nuestros agricultores en todo el campo almeriense. HLN es reconocida en Europa como símbolo de calidad y por ello podemos exigir esos céntimos de más que los demás no pueden.
Para terminar, ¿qué esperáis de la próxima campaña?
Después de casi 40 años comercializando calabacín sigo pensando que cada campaña es una caja de sorpresas, así que nuestros objetivos pasan por seguir con nuestra planificación de crecimiento, seguir ampliando nuestros canales de venta y seguir sumando hitos. Tenemos una posición de mercado muy favorable, somos reconocidos por nuestra calidad y servicio y tenemos la confianza de los supermercados. Queremos mantener todo eso y mejorarlo si cabe. Por último, si podemos desear algo que no dependa de nosotros, será que el calabacín tenga la mejor cotización posible, para que la recompensa por el trabajo bien hecho sea para todos.
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