No es mal plan para un fin de semana ir a comprar de primera mano los dulces navideños, a menudo a lugares que están a poco en coche. Tenemos dos grandes centros productores en Andalucía, Estepa y Antequera.
Antequera exporta miles de kilos de productos que pueden comprarse allí, en ocasiones a pie de obrador o tras la reja del convento. A parte de los mantecados, simples y dobles, son famosas las mantecadas (de aceite de oliva, de almendras, de nueces…), roscos o alfajores y los borrachuelos, unas empanadillas rellenas de cabello de ángel, cubiertas de azúcar o miel y con abundante anís, vino y aguardiente en su masa.
Estepa es el otro gran exportador andaluz, e igualmente pueden encontrarse en él los polvorones más deliciosos, hechos con harina de trigo, manteca de cerdo, azúcar glas, almendra, canela y aromas naturales, y a veces clavo. Su origen se remonta al siglo XVI y deben ser compactos en su exterior y tiernos en su interior.
Pero hay muchos rincones de Andalucía que nos ofrecen auténticas delicias.
Por ejemplo, en Laujar o Fondón, en plena Alpujarra almeriense, donde se elaboran unos mantecados con denominación de origen fieles a la receta primitiva y con una especialidad exquisita, los de limón. Y no sólo mantecados, sino también polvorones, roscos de anís, avellana y vino, mazapán, tortas de almendra y soplillos.
Motril ofrece los mejores pestiños, esos dulces hechos con una masa de harina con especias, fritos en aceite de oliva y bañados en miel. Aunque se hacen por toda Andalucía, en la costa granadina los hay unos de tamaño pequeño que no se bañan en miel de abeja, sino en miel de caña de azúcar, o melaza.
En Jaén, y pueblos de la provincia, existe un licor de café digno de probarse, el resol. De origen árabe, se elabora con agua, café, hierba luisa, canela en rama, cáscara de limón, aguardiente y azúcar. Se suele tomar en frío y es delicioso.
En Alcaudete, también en Jaén, existe una especialidad de hojaldre único, el de las hojaldrinas, un dulce de hojaldre con zumo de naranjas frescas, envuelto en azúcar glas y con aroma a vino.
Rute, en Córdoba, vive la Navidad con especial intensidad. Se fabrica uno de los productos navideños más originales de toda Andalucía, el turrolate, una mezcla de turrón y chocolate elaborada con almendras, azúcar, canela y cacao. Es originario del siglo XVII y se suele presentar en forma de barra de distintos tamaños.
Y no sólo la fabricación del turrolate. Además, en Rute se construye cada año el belén de chocolate más grande de España y existe museo dedicado al tema, el Museo Artesanal del Turrón, Mantecado y Mazapán.
En Monda, Málaga, son famosos los roscos de vino. Como se sabe, el vino de uva moscatel es el que tradicionalmente se utiliza para elaborar estos roscos, uno de los postres más tradicionales de la Navidad, hecho de harina, manteca de cerdo, almendras, canela, anís, clavo y el vino, ese vino malagueño.
Medina Sidonia, en Cádiz, nos ofrece tres delicias, la más famosa la de los alfajores, pero exquisitos también las tortas pardas (masa de almendras rellena de cabello de ángel) y los amarguillos (mezcla de yema y mazapán).
El alfajor tiene una tradición de siglos. De origen árabe, está elaborado sólo con ingredientes naturales, miel pura de abeja, almendras, avellanas, harina, pan rallado y especias (cilantro, clavo, matalahúva, ajonjolí y canela).
Y, cerca, en Cádiz, el conocido pan de Cádiz, también llamado turrón de Cádiz, que es una contundente masa de mazapán crudo tostado al horno rellena de frutas confitadas, yemas o coco.
En Zalamea la Real, Huelva, nos ofrecen un aguardiente idóneo para mojar ese dulce que tanto abunda en los postres navideños. Se hace desde hace siglo y medio y se llama también manguara. Se saca del vino y otras sustancias, como el anís, y destaca por su alto contenido alcohólico, de entre 40 y 45 grados.
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