Cuando el barro se convierte en arte, 25 años de ‘Alfaralmería’

El arte de los alfareros va más allá de hacer botijos o tazas, y cada año lo demuestran en las grandes exposiciones que realizan bajo sus jaimas

El botijo indalo Es sin duda uno de los grandes clásicos de estas ediciones.
El botijo indalo Es sin duda uno de los grandes clásicos de estas ediciones.
Lola González
12:23 • 23 ago. 2016

El primer regalo para mi boda me lo hizo mi madre. Fue en un mes de agosto paseando por la Rambla de la capital al pasar por entre las jaimas de Alfaralmería. Es un juego de café blanco con grabados en azul y con mis iniciales, es tan bonito que aún, más de una década después, me ha dado pena estrenarlo aunque creo que esta Navidad, si no hay jornada electoral que me lo impida, lo pondré en valor tomando un café con mi santa madre.




Y es que si algo me ha enseñado esa gran mujer es a valorar el trabajo hecho a mano y con arte de estos artesanos del barro. De hecho, cada año recorremos la Rambla cogidas del brazo pensando en cual es la pieza que nos llevamos. En su casa tiene una rosa que le regalé que ya no cumple cinco primaveras hechas con el mismo mimo que con el que un florista prepara sus ramos.




Dicen que ya la gente no valora igual estos productos que allá cuando arrancó la muestra durante la Feria del año 92 con quince alfareros ocupando el Paseo de Almería que era entonces el epicentro de las actividades de día.  Pero lo cierto es que esta fiesta de la alfarería ha sabido renovarse y ahora, con nuevo recinto de exposiciones desde el año 2004, el de la Rambla, ha pasado de contar con pequeñas mesas para exponer a grandes jaimas, a una zona para la realización de talleres y en este año de celebración de las bodas de plata, una gran exposición con todas las piezas que se han regalado por parte de los artesanos al Ayuntamiento de Almería.




Lo que no ha cambiado es su esencia. El ser una muestra de la tradición del barro pero también una representación de, como a pesar de ser todo artesano, también se puede modernizar.




Los primeros años de esta Alfaralmería  explica Francisco Robles, el ‘alma mater’ de esta celebración, se preparaban un producto estrella exclusivo. “El primer año hicimos el botijo proyectil indálico, del que se prepararon casi 100 ejemplares y se vendieron todos. Después realizamos un plato de la Virgen del Amor y la Esperanza; una benditera; unos platos conmemorativos del año 2005... Elementos atractivos y diferentes para los coleccionistas, aunque cada vez hay menos”.
Ahora también hay quien recrea temas actuales como los ‘angry birds’ que triunfaron el pasado año, o las brujitas de la suerte.¿Cuál será la novedad de este año?




Sin duda la exposición de los 25 años de la feria será un momento en el que poder ver, a través del arte del barro, la historia más reciente.




De apostar por la Feria a entregar un botijo al Rey
Artesano por devoción, Francisco Robles siempre ha sido un obsesionado con mostrarle al mundo que los oficios de toda la vida de los españoles tienen aún mucho que ofrecer. Fue colaborador del Gobierno allá por los primeros tiempos de la democracia para hacer los mapas de los artesanos de todo tipo, luchador de la presencia de la artesanía en la calle llegando incluso a conseguir un mercado permanente en Madrid que se marchó con la modernización de la ciudad, y es sin duda uno de los alfareros más conocidos de todas las ferias españolas, si es que no han nacido de sus manos como la de Almería.




Se muestra orgulloso de haber conseguido que por ‘sus’ jaimas hayan pasado artistas franceses, rusos, italianos, portugueses y sobre todo, que para los almerienses acudir a la feria de alfarería sea ya toda una tradición.
Tiene tanto que contar como años en esta profesión que han heredado sus hijos, y lleva a gala haber sido el ‘valiente’ que llevó al Rey Juan Carlos al stand de Almería en Fitur para darle un botijo.



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