Con el traje de faralaes ya puesto, mis lunares pintados con lápiz de ojos y con la impaciencia de los niños, esperaba en el balcón de casa a que se escondiera la luna para irnos a la Feria, aquella del Puerto con las salchichas Uranga casi a las puertas de mi casa.
Esos días en los que se iba a la Feria los peques íbamos descontando las horas y nos aburríamos como ostras. Y es que eso de que solo hubiera fiesta por la noche para los niños era ‘un rollo’ y para los padres también porque los jóvenes no llegaban a las casetas hasta la 1 de la madrugada y el resto del día la ciudad estaba muerta.
Allá por el año 1989, conscientes de la situación, desde el Ayuntamiento se intentó poner en marcha la ‘Feria del Mediodía’ con la apertura de la caseta municipal y con tapas en el centro desde las 13.30 horas. La verdad es que, a pesar de tener actividades, no resultó y hubo incluso algún periodista visionario que se atrevió a decir que el mediodía había nacido muerto.
Tuvo poca intuición la verdad, y es que en el año 1992 y tras mucho luchar por parte de algunos hosteleros como el restaurante Valentín, Alcázar, Baviera o ‘El Malagueño’ se cerró un acuerdo con el Ayuntamiento por parte de Ashal y se inició lo que hoy es el éxito de la Feria de Almería.
Explica Isabel de Juan, gerente de Ashal, que “ante el inminente traslado de la Feria a la Avenida del Mediterráneo el miedo a que el centro se quedara desierto los empresarios hosteleros hicieron una apuesta por este mediodía” y así comenzaron sacando algunos ambigús al Paseo de Almería y terminó a principios de este siglo con 22 chiringuitos en las calles.
Reconoce De Juan que llegó un momento en que “se fue de las manos” y el botellón se adueñó de esta celebración. Cuentan que había un comercio pequeño que vendía alcohol en el que descargaban más kilos de hielo que en los pubs.
Hubo entonces que moderar todo. Es cierto que para muchos, los más jóvenes que tienen poco poder adquisitivo y que les cogió la crisis, ya nada ha vuelto a ser lo mismo y a pesar de que sigue siendo una atracción importante para almerienses y visitantes, ha perdido fuelle.
Recuerdan los hosteleros con nostalgia los tiempos de ambigús en el Paseo de Almería con el tráfico cortado, chiringuitos desde la Plaza Circular hasta la Puerta de Purchena y su magnífica portada con el Faro presidiendo la entrada. Aunque de momento se conforman con seguir en el centro. Eso ya es otro debate.
De sacar a la calle los bares a crear la Feria del Mediodía
Llegó el verano del año 1992 a la Gerencia de la Asociación de Hosteleros de Almería (Ashal) y su primer encargo fue precisamente poner en marcha la Feria del Mediodía.
Siempre discreta Isabel de Juan se ha encargado de coordinar con el Ayuntamiento el mediodía en todas sus fases. En unos inicios bastante inciertos tras un par de años de intentos infructuosos y apostar por sacar los ‘bares’ a la calle a través de la fórmula de los ambigús. Controlar el crecimiento del mediodía hasta acoger 22 ambigús y convirtiéndose en el evento más importante del año.
De ahí llegó el ‘desmadre’ con la llegada del botellón a las calles del centro, los incívicos, y tocó reestructurarse. Ahí también estuvo al frente negociando para que la feria cambiara pero no se acabara para siempre.
Ahora la Feria del Mediodía tiene cosas que mejorar, rescatar otras, y allí estará otra vez Isabel y es que, tras la organización de uno de los eventos más importantes del año, está la mano de los hosteleros, la mano también de Isabel de Juan.
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