El curioso nombre que identifica el virus boca-mano-pie tiene mucho que ver con sus síntomas y las zonas donde afecta. Aunque la facilidad de su contagio en principio asusta, se trata de una enfermedad vírica, benigna y que en raras ocasiones presenta complicaciones a pesar de la incomodidad de sus síntomas, siendo el verano y principios del otoño, la época más favorable para la transmisión de este virus .
Aparece con más frecuencia en niños, de 1 a 3 años, y, a pesar de que no es común el contagio en adultos porque estos están ya inmunizados al tratarse de una patología de la infancia, si alguien no ha pasado esta enfermedad en su niñez sí que es posible el contagio. “Podemos compararlo, aunque de menor gravedad, con la varicela”, afirma Irene Alias, pediatra de HLA Mediterráneo.
¿Cuáles son sus síntomas?
Para saber identificar de qué virus estamos hablando es importante saber reconocer sus síntomas. “El niño puede presentar fiebre, malestar, úlceras orales, ampollas en las palmas de las manos y en las plantas de los pies y, en ocasiones a nivel genital”, explica la especialista de HLA Mediterráneo.
El virus boca-mano-pie se puede transmitir a través de la saliva, por ejemplo cuando el niño estornuda, o por las heces, de ahí la importancia de lavarse bien las manos tras ir al baño. También a través de objetos contaminados como pañuelos, cambiadores, juguetes, toallas o chupetes. La Dra. Alias añade que es importante destacar “que el contagio se produce antes de la aparición de los síntomas, durante el periodo de incubación de 3 a 6 días”.
La especialista especifica que lo habitual es que sea un proceso leve y sin secuelas, con una duración de unos 10 días, y el agravamiento del cuadro clínico raramente se presenta. “Las complicaciones son muy poco frecuentes salvo las molestias propias de la fiebre que, aunque es común, puede no aparecer”, garantiza la profesional del HLA Mediterráneo.
Además, el virus puede desencadenar que los niños dejen de comer debido a las lesiones producidas en la boca por las úlceras orales, con el consecuente riesgo de deshidratación, que puede ser la causa de la hospitalización del niño y que suele durar entre 2 y 3 días. “El tratamiento en estos casos consiste en dar suero intravenoso al paciente para mantenerlo hidratado, además de calmar las molestias de la boca con geles hasta que puedan comer nuevamente, momento en que el pequeño podrá regresar a casa”, especifica la especialista.
Poco tratamiento y mucha prevención
La importancia de un diagnóstico precoz radica en la necesidad de evitar focos epidémicos en la población infantil, “la erupción es muy característica; de hecho, muchas veces en la consulta mientras los padres me explican los síntomas que tiene el niño y observando las manos y las bocas de estos, ya tenemos el diagnostico sin haber empezado a explorarlos”, nos comenta la Dra. Irene Alias.
La época más favorable para la transmisión de este virus es el verano y principios del otoño, siendo contagioso principalmente en la primera semana de enfermedad. Y aunque es muy difícil evitar el contagio, una buena higiene, como lavarse las manos con frecuencia, puede ayudar a prevenir la aparición.
“Al tratarse de una enfermedad vírica no tiene tratamiento en sí”, afirma la doctora y alega que “simplemente aliviamos los síntomas con antitérmicos para la fiebre y clorhexidina para la erupción cutánea que, aunque no les pica ni molesta lo aplicamos para evitar que pueda infectarse. Una semana más tarde, puede aparecer descamación de los dedos y a las 5 semanas aproximadamente puede aparecer un despegamiento de las uñas, pero no se trata de algo grave ni debería crear alarma alguna en los padres, porque es indoloro y en unas semanas volverá a crecer la uña nueva y sana”.
HLA Mediterráneo, asistencia global a los más pequeños de la casa
Por lo tanto, ante el virus boca-mano-pie no hay que preocuparse ni asustarse, ya que tras poco más de una semana no quedará ningún síntoma o secuela de esta incomoda patología.
Pero hay que llevar un control posterior y cuidar especialmente los episodios febriles en niños menores de tres meses y en los casos en los que la fiebre está asociada a malestar general. Además de llevar cuidado con una posible deshidratación, que “podremos localizar cuando el niño presenta signos de decaimiento, ojeras, labios secos, palidez o escasa emisión de orina”, aclara la Dra. Alías.
Ante estos casos se debe acudir lo más pronto posible al pediatra de cabecera o a urgencias. Y para estas situaciones HLA Mediterráneo ofrece asistencia global a niños y niñas en su primera infancia y posterior adolescencia, contando siempre con los mejores especialistas en este campo. En este sentido, el centro privado almeriense ha incorporado recientemente las urgencias pediátricas 24 horas y cuenta con un servicio completo de pediatría y servicio de atención temprana. A esto se ha sumado recientemente la Unidad de Cuidados Neonatales, con avanzada tecnología para el cuidado del bebé, garantizando su seguridad e intimidad.
Sobre HLA Grupo Hospitalario
El Grupo Hospitalario HLA está compuesto por 15 hospitales integrados con 32 centros médicos multiespecialidad y una red de unidades de referencia en tratamientos de última generación, 42 clínicas dentales, 11 unidades de reproducción asistida, 30 clínicas oftalmológicas dotadas de la más avanzada tecnología y 436 centros de análisis clínicos completan la estructura que HLA pone a disposición de sus pacientes. Con 1300 plazas de hospitalización HLA es un referente en la atención hospitalaria y ambulante. Más de 35 años de experiencia y presencia en seis países configuran un modelo de atención que basa su filosofía en el trato humano, la excelencia, el liderazgo, la responsabilidad y la especialización.
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