Ejercicio físico y deporte, la mejor terapia infantil tras el confinamiento

En 2017 la Organización Mundial de la Salud publicó un interesante artículo, donde establecía determinadas pautas dirigidas a solventar la obesidad infantil causada en gran medida a la inactividad o falta de ejercicio físico y que están siendo sustituídas  por otras actividades más sedentarias : mayor tiempo dedicado a los deberes escolares, a los videojuegos, así como al consumo de comida rápida.

Infancia y confinamiento

Durante la etapa de confinamiento derivada del COVID19,  la mayoría de familias han observado diferentes actitudes en sus hijos, tales como irritabilidad, llanto, tristeza, euforia excesiva , etc, así como otros aprendizajes en positivo : autocontrol o la creatividad en mayor o menor medida claro está, según cada niño. De manera directa, hemos tenido la oportunidad de convivir con los diferentes estados emocionales que a cada miembro de la familia le supone la interrupción obligada de rutinas, pero ¿qué sucede con los pequeños de casa?.

El COVID19, llegó sin avisar a nuestras vidas y también a la de nuestros hijos, interrumpiendo así su día a día que en la mayoría de casos incluía actividades extraescolares relacionadas con  alguna actividad deportiva o artística : danza, futbol, baloncesto, gimnasia, atletismo, natación….etc), la mayoría de ellas lúdicas pero no exentas de ejercicio físico, como jugar en el parque, que les aportaba un extra de actividad física: correr, subir y bajar de los columpios, saltar.

Permanecer encerrados en casa durante el confinamiento ha significado una disminución de esta actividad y aunque algunas familias han procurado organizar actividades en casa, muchas de ellas reconocen que sus hijos presentan dificultad para dormir, mayor distracción, tics nerviosos o dificultades para concentrarse, comportamientos naturales que acompañan a un confinamiento y que una vez finalizada la cuarentena pueden presentar las siguientes afectaciones:

- Debilidad o atrofia muscular, por la disminución de ejercicio intenso que previamente realizaban.

- Falta de resistencia, falta de tolerancia al esfuerzo, por la disminución del tiempo que dedicaban a correr o a largas caminatas.

- Aumento de peso por el aumento de sedentarismo.

- Inestabilidad emocional, aumento de irritabilidad o de tristeza por la dificultad para la inhibición del cortisol (hormona del estrés) que antes disminuían con el ejercicio físico. Muchos niños son capaces de reflejar su malestar, de expresar sus sentimientos durante la situación de confinamiento que se ha vivido, pero otros niños seguramente nos lo muestren ahora.

Salir a la calle

Además de necesario para nuestros hijos, salir a la calle de paseo es una oportunidad para restablecer el estado físico, además de favorecer su estado emocional: dormirá mejor, por ejemplo. No se trata de pautar o dirigir al niño todo el tiempo, ya que para ellos ha sido una gran directriz el no poder salir a la calle durante el confinamiento , sino de hacerles partícipes de esta novedad, preguntándole que le apetece hacer  o proponiendo situaciones que favorezcan el ejercicio físico y la libertad de expandirse en plenitud.

Seguramente como madre o padre que mejor conoce a su hijo se te ocurrirán muchas más propuestas, aunque nada mejor que escuchar a los niños valorando sus ideas e iniciativas, seguro nos sorprenderán.

Y por supuesto, recordarles en todo momento, que  salir a la calle conlleva guardar la distancia social y medidas de higiene (guantes o mascarilla), que si ven a un amiguito podrán saludarle pero no abrazarle, ya habrá tiempo y si todo esto se lo explicamos con cariño y paciencia, seguro que lo entenderán, los niños ven como una aventura participar en las «historias» de los mayores.